miércoles, 28 de enero de 2015

"Flus" matters



 
He tramado un plan para resolver el asunto de la dichosa “Strawberry Shortcake” y la pared "Shocking Pink" que dejaron los antiguos inquilinos de este apartamento . Les  cuento...

En todo matrimonio hay que atender asuntos de dinero y en los matrimonios musulmanes este asunto precisa especial atención.

El caso es que como ahora en Libia no se puede recibir transferencias de dinero del exterior y tampoco enviar, mi concuñado me preguntó si yo puedo gestionarle un envió desde Puerto Rico a Palestina y que él me entrega el efectivo al equivalente del valor oficial. Él necesita enviar la pensión de su familia, pues como la mayoría de los hombres árabes y musulmanes le corresponde mantener o ayudar con los gastos de sus padres y hermanas solteras; mientras yo que ando necesitando “Flus”, o sea, dinero para resolver unos asuntos en los cuales no deseo inmiscuir a Marido, le dije que sí.

En la cultura árabe -casi siempre- el hombre corre con todos los gastos del hogar, pero también con los gastos personales de la esposa. Si la mujer trabaja, tiene dinero en el banco o recibe alguna entrada económica le pertenece sólo a ella y es libre de utilizarlo como le plazca, de ninguna manera, a excepción de alguna emergencia o crisis económica, se utiliza el dinero de una mujer para los gastos ordinarios del hogar.

Desde que nos comprometimos Marido me preguntó cuánto dinero necesitaba para cubrir mis gastos mensuales, le contesté que yo trabajaba y no necesitaba que me mantuviese y que además aún no estábamos casados. Replicó que ya estábamos comprometidos con el consentimiento y bendición de mi padre y que desde ese momento él era responsable de mí. “Bueno, lo hablamos después” le dije, para evadir el tema porque me resultó de lo más incomodo; siempre había sido yo la que me había visto en situación y condición de respaldar económicamente a algunos de mis seres queridos o a alguna pareja en medio de alguna crisis económica temporal. Antes, el recibir se me hacía mucho más difícil que el dar, pero ya aprendí que es necesario aprender a estar de ambos lados.   

Algo parecido sucedió cuando se conversó lo de la entrega del “mahar” como parte de la tradición nupcial islámica. Me preguntó que cuánto pedía mi padre. Mi reacción fue la de; “¿Qué es eso muchacho? ¿Cómo mi padre te va a pedir dinero por mii?” Me explicó lo que es el “mahar” en el islam y que a diferencia del “dote” acostumbrado en India, en la tradición islámica el padre fija una cantidad que se le entrega a la hija, o sea, a la prometida y futura esposa; “es decir, tu padre no me pedirá dinero por ti, me lo pedirá para ti”. ¿Qué se hace con ese dinero? Pregunté extrañada. Pues lo gastas en lo que tú quieras, lo guardas en el banco o lo inviertes en oro.

Como era de esperarse mi padre se negó a pedir dinero para mí y yo le dije a mi prometido que nos saltáramos ese paso porque ya tendría bastante cubriendo los gastos de mi viaje, el matrimonio y luego amueblando la casa. Me explicó que no era posible y que ya había retirado una cantidad del banco.

En fin, que en situación de encontrarse ambos contrayentes en la misma ciudad, la entrega del dinero se hubiese realizado personalmente; mi prometido junto a su padre y otros hombres de la familia como hermanos, tíos o primos hubiesen visitado mi hogar y  le hubiesen entregado el dinero a mi padre en compañía de otros hombres de mi familia. En nuestro caso, por la distancia, se realizaron cinco transferencias internacionales.

Cuando finalmente concreté el proceso de acogerme al retiro temprano y dejar mi trabajo en el servicio público, mi esposo -para ese entonces prometido- me volvió a preguntar cuánto necesitaba para cubrir mis gastos mensuales. Le expliqué que no era necesario porque aunque ya no estaba trabajando, recibía una pensión vitalicia con la que podía manejarme hasta que me tocara viajar a Libia. “Pero no equipara lo que era tu sueldo” dijo él. “Pero yo me mudé a la casa de mis padres, saldé mi guagua y gasto lo mínimo”, repliqué yo muy satisfecha y orgullosa. Además le conté que para no andar de desocupada comenzaría a vender túnicas indias en Internet, entonces se ofreció a colaborarme con la inversión inicial. Así surgió “Aziza’s Treasure”, que pronto, si Dios permite, volverá a operar con nuevos diseños y mercancía variada.

El asunto es que para una mujer que no ha dependido económicamente de nadie desde que tenía 18 años y salió por primera vez de la casa de sus padres, le cuesta acostumbrarse a este sistema de estar pidiendo “pa’ esto y pa’ lo otro”. Desde que llegué a este país, mi esposo se ha opuesto a que use mi dinero, dice que es una vergüenza el que se diga que él no provee lo necesario. Le explico que hay veces que aunque no se caiga en el consumismo, uno quiere comprar cosas no necesarias. Me explica que si algún día él falta lo ideal es que yo también pueda contar con ese dinero sin pasar necesidades y que además con el estilo de vida que se lleva en Libia -sin vida social- es una excelente oportunidad para que yo pueda hacer lo que antes no podía… ahorrar. Por un lado tiene razón pero…

En fin, que cuando mi concuñado lo llamó para hacerme la propuesta de la transferencia a través de él, mi esposo le contestó qu prefería que no, pero que la decisión final era sólo mía. Por supuesto que de inmediato acepté ayudar a mi concuñado, la situación me vino como anillo al dedo.

Entonces, como la tradición dice que la mujer puede gastar su dinero en lo que le plazca; ya veo desaparecer a la “Strawberry Shortcake” de forma permanente. Ya sé que todo lo que se gaste decorando este apartamento será como haber regalado, apostado o botado el dinero, en eso Marido también tiene razón; no sabemos cuándo el dueño toque a la puerta diciendo que nos tenemos que ir -así pasa en los países sin ley y orden, pero pues...

 
 
Hoy mientras estaba ocupadísima preparando mi Maqluba de res, llamó mi hermana para darnos el número para que la hermana de mi cuñado en Gaza pudiese recibir su dinero y mi esposo se acerca celular en mano. Le pido que por favor le diga a mi hermana que la llamo cuando me desocupe, pero mi esposo me dice que él puede tomar la información…

-Es en español. Le digo.

-Yo se contar en español. Me contesta

-¡A ver! Lo reté.

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez. Cuenta en español con un acento arabizado que me derrite, dejándome impresionada y de boca abierta mientras él sonríe con una cara de satisfacción y orgullo inmenso y mi hermana moría de la risa al tiempo que exclamaba, ¡Ejeeeee!

De inmediato dejé el “Maqluba” a un lado y nos fuimos al comedor donde presencié el comiquísimo y hermoso momento. Mi hermana Yazira desde Puerto Rico dictaba la numeración el envío con voz clara y pausada, mi esposo aprovechaba sabiamente lo prolongada de la pronunciación de mi hermana para traducir en su mente con todo lo que implica el proceso para una persona que por lengua madre tiene el árabe, el inglés como segundo idioma y que coquetea con el español que alguna vez cuando niño escuchó de labios madrileños en la España donde junto a su familia paso algunas vacaciones.

 

Y luego,  como si hubiese sido poco lo del dictado numérico desde Vega Alta, Puerto Rico –jajaja-, fui testigo de cómo Marido, cumplió con el segundo reto; escribir el nombre completo de mi madre.

Fue lindo y divertido, nos reímos.  Ya veremos si se ríe cuando le diga que todos los caminos conducen a la ferretería o la papelería más cercana. Miren que el miércoles que viene es mi cumpleaños y me gustaría usarlo de excusa pa’ decorar una piña, hacer sandwichitos de mezcla y una bola de queso crema con jalea de piña o melocotón. Y si se forma el ululeo, demás está decir que “Strawberry Shortcake” no es bienvenida a la fiesta.

Como les dije, es un plan que he trazado, pero sepan que aquí en Libia hacer planes  es como hacer donitas con humo de cigarros. Todo queda a voluntad de Dios y aunque no lo crean de todo aquel que se te cruce en el camino.
 
Nota:
Próximamente estaré publicando un artículo sobre el "Mahr" para el grupo MEDUM en Facebook para beneficio de los lectores interesados en el tema.

martes, 27 de enero de 2015

Viviendo Libia: Se rediseña ELNUEVODIA.COM


Amigos hoy estrenamos formato en “El Nuevo Día”. Me encanta el rediseño sobre todo en la sección con la que colaboro como bloguera con el blog, “Viviendo Libia”, aunque aún está en proceso de ajustes para incluir fotos. Esta versión me parece dinámica, limpia, moderna, atractiva a la vista y directa al grano. ¿Qué opinan de la nueva versión ENDI en Wordpress?
Visiten mi blog VIVIENDO LIBIA en el NUEVO Endi. Enlace:
 

sábado, 24 de enero de 2015

Matrimonio por poder o “proxy marriage”


*El siguiente artículo aunque puede servir de orientación general sobre el tema de los “matrimonios por poder”, está dirigido a matrimonios multiculturales, específicamente para mujeres occidentales interesadas en contraer matrimonio con hombres de países orientales, de religión musulmana, como lo son las mujeres de habla hispana integrantes del grupo “Me enamoré de un musulmán” (MEDUM) en Facebook.

 




El matrimonio por poder (proxy marriage) tiene lugar cuando una pareja quiere contraer matrimonio pero por varias razones se encuentra cada persona en lugares distintos y uno de ellos no puede estar presente al momento del casamiento. Cuando ambos contrayentes están ausentes, se conoce como "double-proxy marriage”. Uno y otro son válidos pero no son recursos legales existentes en todos los países o estados.

Parte del proceso consta en autorizar mediante poder legal a una persona que represente al contrayente ausente. Todos los documentos a presentarse en corte deben estar debidamente notariados. Para más información sobre las particularidades del proceso debe consultar con las autoridades pertinentes en su jurisdicción.

Las leyes matrimoniales varían según el país y en el caso de Estados Unidos de Norteamérica, hay variaciones entre estados; por tanto el primer paso para las parejas interesadas debe ser consultar el código civil y la ley de matrimonio de sus respectivos países, a fin de conocer de buena tinta si el recurso legal está disponible, sus requisitos y condiciones, en fin, todo los pormenores del proceso según la jurisdicción correspondiente.

Esta consulta debe complementarse con una visita a la corte de familia o tribunal de primera instancia donde se atienden los casos civiles. Es imprescindible acudir al foro correcto, esto le asegura que recibe la debida orientación que un paso tan importante y trascendental como el matrimonio amerita.

 

En el caso de Puerto Rico se debe consultar el CODIGO CIVIL DE PUERTO RICO, 1930- PARTE III- MATRIMONIO - CAPITULO 29 -NATURALEZA DEL MATRIMONIO: Ley de Matrimonio mediante mandado con poder especial. Ley Núm. 64 de 5 de  mayo de 1945, según enmendada. Enlace: http://www.lexjuris.com/LEXLEX%5Clexcodigoc%5Clexmatrimonio.htm

 

Una vez la pareja conversa sobre “los pros y los contras” de efectuar el matrimonio por poder en sus respectivos países, deben ponerse de acuerdo en dónde se efectuará el matrimonio.

Si las intenciones del contrayente que es occidental es la de eventualmente realizar una petición de residencia permanente para su cónyuge extranjero, antes de proceder con los tramites del matrimonio, aconsejo se consulte la validez del mismo en el departamento de inmigración de su país, pues en ocasiones existen ciertas limitaciones o condiciones para con los “matrimonios por poder”. Este paso es indispensable para no perder tiempo, esfuerzos y dinero, porque tanto el matrimonio por poder como el proceso migratorio conllevan un costo económico que hay que tomar en cuenta.

 

Para el Departamento de Inmigración de los Estados Unidos de Norte América y sus territorios, incluido el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el “matrimonio por poder”, “Matrimonio mediante mandado por poder especial” o “Proxy Marriage” es válido, pero precisa evidenciarse la consumación del mismo a través de la convivencia matrimonial.

Es decir, se puede contraer “matrimonio por poder”, una vez los contrayentes hayan convivido como matrimonio en el extranjero, el conyugue que es residente permanente o ciudadano estadounidense puede reclamar a su cónyuge ante las autoridades migratorias.

Sin embargo el “matrimonio por poder” no es válido cuando tras casarse el contrayente estadounidense reclama al esposo sin nunca haber convivido como tal. Recuerden que incluso para la “visa fiancé” se necesita evidenciar que la pareja se ha conocido personalmente.  

 

En el caso de Estados Unidos de Norte América y sus territorios, incluido el Estado Libre Asociado de Puerto Rico se debe consultar con el Departamento de Seguridad Nacional en los siguientes enlaces:

Marriage and Marital Union for Naturalization:


Página principal en español: http://www.uscis.gov/es

 

En caso de que se decida efectuar el matrimonio en un país musulmán, se debe investigar si el mismo exige como requisito de ley que ambos contrayentes sean musulmanes. No es la norma pero se da en algunos países donde el islam es la religión predominante.

Un ejemplo de ello lo es Libia, donde se exige la certificación a pesar de que el islam permite a un hombre musulmán el contraer matrimonio con una mujer de religión cristiana o judía (conocidas como las religiones del libro o abrahámicas); más no con mujeres ateas o practicantes de religiones paganas y politeístas.

De ser así, la mujer occidental interesada en casarse mediante “matrimonio por poder” en un país musulmán con el requisito antes descrito, deberá presentar un documento donde algún “imam” o “sheikh” en su país certifique que es de religión musulmana o ha sido conversa al islam.

Insisto en que toda mujer enamorada de un musulmán, con planes de comprometerse y eventualmente contraer matrimonio y establecerse en algún país occidental debe consultar la entidad migratoria de su país. No basta con las experiencias y sugerencias de amigas y conocidas en condiciones similares, cada caso tiene sus particularidades y cada país sus leyes matrimoniales y migratorias. Vaya a la segura, evite errores que le costaran tiempo, esfuerzo y dinero.

Investigue si el país de su prometido, nacionalidad y documentos de viaje lo hacen admisible y elegible para obtener la residencia permanente en el país que interesan residir o si por el contrario, el país de origen de su prometido está incluido en “la lista negra” de países de los cuales es sumamente difícil, por no decir imposible obtener una visa para entrar legalmente a su país.

Recuerde que el terrorismo y la “islamofobia” han provocado que muchos países occidentales hayan endurecido sus leyes migratorias y sean mucho más rigurosos al establecer la elegibilidad de los solicitantes provenientes de países árabes y musulmanes.

Conocemos casos de mujeres occidentales que han demorado hasta 7 años o más para lograr que sus esposos reciban visa para emigrar a sus países. Cada año les rechazan el caso y es necesario volver a iniciar el proceso con todo lo que conlleva; lo antes dicho, se pierde tiempo, dinero, e ilusiones.

Todos estos son factores a tomar en cuenta al decidir comprometerse en una relación con un extranjero, sobre todo si es árabe y musulmán. Lo importante, después de saber que el compromiso de amor es verdadero y se fundamenta en hechos y no sólo en palabras y promesas -más si es a distancia- es orientarse correctamente.

Cuidado con oficinas fantasmas que ofrecen orientación y gestión con asuntos migratorios, se prestan para el timo y fraude de la manera más inescrupulosa. También se dan casos de abogados de inmigración que a pesar de conocer la dificultad real de muchos procesos le proyectan al cliente un panorama excesivamente optimista con el único fin de asegurar sus honorarios. Por eso aconsejo orientarse directamente con el departamento o ministerio de inmigración de su país y si decide contratar los servicios de algún profesional, que sea por recomendación de alguna persona de confianza.

Las residentes y ciudadanas estadounidenses cuentan con diferentes recursos legales para reclamar al cónyuge  extranjero, pero no todas son convenientes para todos los casos, hay que ver las particularidades de cada uno y de acuerdo a la información fidedigna, tomar la mejor decisión.

 

Residentes permanentes y ciudadanos de los Estados Unidos de Norteamérica y sus territorios, incluido el Estado Libre Asociado de Puerto Rico pueden consultar el siguiente enlace: http://travel.state.gov/content/visas/english/immigrate/types/family/fiance.html

 

 

El amar es una decisión y quienes la toman con suficiente madurez emocional deben mantener los pies en la tierra, ubicados en tiempo y espacio, sobre todo a la hora de contraer matrimonio y mucho más si se trata de un matrimonio multicultural, con un cónyuge extranjero de costumbres, idioma y religión diferente a la propia.  

 

Es conveniente que como mujer te hagas las siguientes preguntas y las contestes con la mayor sinceridad posible, sobre todo si aún estás a cargo de la crianza de tus hijos y toda decisión que tomes les afectará directamente a ellos:

 

¿Estás dispuesta a casarte a pesar de todos los inconvenientes y sacrificios que en ocasiones conlleva una relación a distancia durante el proceso migratorio? Entiéndase, largos periodos de separación, espera, el costo económico del proceso y gastos de viajes durante el tiempo de tramitación.

 

¿El prometido cuenta con los recursos económicos para costear todos esos gastos del proceso migratorio, incluida la boda o necesitará de tu ayuda económica?

 

Si él no cuenta con los recursos económicos, ¿los tienes tú y estás dispuesta a correr con todos los gastos?

 

¿De no ser posible que tu prometido o esposo obtenga la visa estás en condiciones de radicarte sola o con tus hijos –de ser el caso- por tiempo indefinido o para siempre en el país de tu amado? Recuerda que no todos los países árabes y musulmanes son como la vida que proyectan las películas cuando muestran lugares como Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar y Arabia Saudita. En su mayoría si no se es adinerado, la vida es sumamente difícil y sacrificada. Debes tomar en cuenta que en muchos países en regiones como el Norte de África, el Oriente Medio y otros países asiáticos se viven una constante inestabilidad política y económica, además de los confrontamientos de índole religiosa y el terrorismo; los conflictos bélicos siempre son una probabilidad.   

 
Espero que esta información al menos pueda señalar el camino, de quienes estén contemplando la posibilidad de comprometerse en matrimonio con un extranjero, sobre todo si es árabe y de religión musulmana.

Aunque no siempre el panorama se vislumbra tan alentador como el corazón lo anhela, uno no se debe dar por vencido sin antes orientarse adecuadamente. El tomar decisiones fundadas en hechos reales, nos da cierta tranquilidad de consciencia al saber que se hace lo correcto de acuerdo a las circunstancia, y esto, independiente del desenlace.

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jueves, 22 de enero de 2015

Porque son mejores


Foto: www.driverlayer.com




Hoy, mientras esperaba en la sala de espera de la clínica ginecológica para un chequeo rutinario:


Mujer Libia #1: -Nunca me he atendido con esta doctora pero dicen que es muy buena. ¿Con cuál te atiendes tú? Le pregunta, rompiendo el hielo, a una joven que está a su lado.


Mujer libia #2: -Yo me atiendo con la doctora Fátima. Contesta la joven que ocupa el asiento entre la “mujer libia #1” y yo.


Mujer libia #1: -¿Y tú con qué doctora te atiendes? Pregunta Mujer #1 dirigiéndose a mí.


Yo: -Con ninguna, no estoy embarazada, vengo por un chequeo rutinario. ¿Sólo hay médicos ginecólogos mujeres en Libia? Les pregunto a ambas en una mezcla de inglés y árabe que quizás sólo yo comprendo.


Mujer libia #1: -No. También hay hombres. ¿Conoces al Dr. Zacarías? Me pregunta.

Yo: -No lo conozco. De todos modos prefiero una ginecóloga mujer. Me siento más cómoda y además más allá de imaginarse cómo me siento, lo sabe.

Mujer libia #1 y Mujer libia #2: -¡Nooooooooo! Los ginecólogos hombres son mucho mejor.

Yo: -¿Por qué son mejores si van a la misma universidad que las mujeres? ¿Acaso son más inteligentes? Pregunto mirándolas fijamente a los ojos y esperando que me sorprendieran con la contestación y los argumentos.

Mujer libia #1 y Mujer libia #2: Porque son mejores.

Moraleja: “'No hay peor astilla que la del mismo palo”.

En Puerto Rico se da una situación parecida. Muchas mujeres dicen confiar más en el ginecólogo hombre. Sería interesante preguntarles por qué. He aquí una encuesta para compartir con otras mujeres:

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martes, 20 de enero de 2015

Me voy a comprar una piña. ¡Ya verán!

Y después del corte de energía eléctrica de casi 12 horas ando cantando como Yuri; “Con el apagón ¡Que cosas suceden! ¡Qué cosas suceden! Con el apagón”.
No había gas, no había luz, no había Internet, ni había agua. Marido había salido y yo a oscuras y aburridísima. Así que decidí armarme de una linterna y atacar la nevera…
Croissant fresco, queso crema, mermelada de fresas y un tarro de crema de avellanas tipo “Nutella”. ¡Haram! ¡Haram! Lo sé, pero que se #$%* Nada de culpas, mi única preocupación era con qué cuchara servirme, ¿Con la grande o con la chiquita?
 
 

Estos apagones no son fáciles, pero nada como escuchar la alegría colectiva que se da en los barrios libios cuando “viene la luz”.
Marido había llegado, pero decidió salir nuevamente a comprar un encendedor al colmado de la esquina. Tenemos linternas, pero nos gusta la habitación a la luz de las velas, ahora más, que las colocamos dentro de mi lamparita mágica y se ilumina la habitación con la proyección de los rayos que se escapan por los huequitos de la cúpula. Sí, esa misma, la lámpara que compramos en el viaje a Al-Bayda (Relato Un Cuento de Camino).
 
Marido a penas iría doblando la esquina cuando llegó la luz y Al-Salmani entero se llenó de vítores.
-¿Los escuchaste? Le pregunto a su regreso.
- ¡Alahu Akbar! ¡Alahu Akbar! Pronuncia Marido, imitando las voces que al momento le llegaron salidas desde todas las ventanas iluminadas.
 
Hasta silbidos se escuchaban, junto con las risas y el universal “¡Ehhhh!” por boca de los más contentos; los niños. Y digo los niños, porque para cuando reinstalaron el servicio eléctrico, ya habían pasado todas las novelas o como dicen aquí, “los dramas”, así que las mujeres habrán pegado carrera a lavar los platos de la cena, porque cuando nos quedamos sin luz, al poco rato también se nos va el agua.
La contentura nos duró muy poco, justo el tiempo que demoré en limpiar la cocina y lavar unos trastes que habían quedado pendientes antes de decidir irnos de compra como a eso de las 11:00 a.m. Creo que fueron unos 40 o 45 minutos, y así, de sopetón y al unísono se volvieron a apagar todos los televisores y bombillas de Al-Salmani; -me imagino las caritas de sonrisas desdibujadas-que con el frio que hace es motivo suficiente para ponerse el pijama y acurrucarse en la cama. Hasta que Marido te dice que tiene hambre.
 
 
Ni modo. ¡Pa’ la cocina! Linterna en mano nuevamente y repetición de la combinación “haram” del croissant embadurnado. Aprovechando que teníamos una bola de queso holandés, jamón de pavo y aceitunas, me di a la tarea de preparar unos piscolabis y para acompañar nada como los refresquitos “Freez” –esta vez con sabor a Lychee-. ¡De Show!
-¿Qué hiciste? Pregunta Marido alumbrando la bandeja con su linterna.
-Una fiestita. Es una costumbre de mi madre heredada de mi abuela paterna. Cuando más distraídos estamos viendo la tele o conversando en el balcón, Mami Sata se aparece con una bandeja de queso, jamón, galletas; con café, chocolate caliente o jengibre en leche y mantequilla. Entonces nos dice, ¡Fiestita! Le cuento con voz vívida al tiempo que se me ilumina la mirada y se me dibuja una sonrisa.
Marido comía mientras le contaba de aquella costumbre común en el Puerto Rico de mi infancia, la de colocar piñas decoradas con entremeses en palillitos de colores como centros de mesas en los cumpleaños y todo tipo de fiesta.
 -¿Ya no lo hacen? Pregunta Marido.
Con nostalgia le contestó que ya no, que al parecer ahora se toma por algo pasado de moda, y conociendo a mi gente, me atrevo a decir que llegar a una fiesta y encontrarse una piña decorada con salchichones, jamones, “cherrys”, aceitunas, queso de papa y pasta de guayaba, les puede parecer corriente y ordinario o como se dice en Puerto Rico, “cafre”. Pero a mí me gustaban las piñas decoradas y el olorcito rico que exhalaban, casi en forma de suspiros cada vez que se le arrancaba un palillito de entremeses con la punta cubierta en papelitos de colores.
¡Ya verán! Me voy a comprar una piña y la voy a decorar de entremeses. Me los voy a comer con los ojos cerrados, repasando los olores, sabores y colores de mi niñez. ¡Ya verán! 

domingo, 18 de enero de 2015

Lo que eres

 
 
Lo que eres: Independientemente de que se practique una religión o no, este mensaje vale el ser compartido a niñas, adolescentes y mujeres de cualquier edad.
 
¿Y a hombres?
 
¡Claro que también! ¿Por qué no?
 
Ellos son hijos, nietos, hermanos, primos, tíos, padrinos, amigos, compañeros de trabajo, esposos y padres de muchas mujeres maravillosas que quizás no se han reconocido aún como “lo que son”.
 
¡Compártanlo!  -Daritza Rodríguez-Arroyo
 
Lo que eres... Para ver el vídeo visitar el enlace:

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=BgmD_AnBCu0



 
 

sábado, 17 de enero de 2015

"Habibi Dah (Nari Narain)"


Hoy comparto una de mis canciones y vídeos favoritos...
 
Nombre transcrito desde el idioma árabe: Habibi Dah: Nari Narain)" 
Nombre escrito en árabe: "حبيبي ده (ناري نارين "
Traducción al inglés: "That's my love: my fire is two fires"

En español: Ese es mi amor: estoy ardiendo

*Podríamos explicarlo de la siguiente manera, "nari" significa "fuego" en idioma árabe y "ain" o "ein" -dependiendo como lo transcriban- agregado al final de las palabras es un "aumentativo". Es comparable a las palabras árabes, "saaha" y "saahatain" o "saahatein" que se utiliza para desear "buen provecho" a las personas cuando están ingiriendo alimentos. Entonces "saahatein" es como un "saaha" doble.
 
Es un contagioso tema musical indio-árabe romántico y bailable, interpretado por el cantautor egipcio Hisham Abbas y la cantante india, Jayashri. 
 
Como dije, el ritmo es súper contagioso y en el segundo vídeo han transcrito la letra de la canción para que podamos cantarla aunque no conozcamos los idiomas empleados; árabe e hindi moderno.
 
El vídeo se filmó en el año 2002 en la India con la participación de bailarinas de la tradicional danza teatral Kathakali, típica en la zona del estado federal de Kerala en el suroeste del país.

Vídeo:

*A propósito es el tema de los vídeos satíricos de la familia palestina en Estados Unidos del canal “Fousey tube” que compartí hace unos días. ¿Recuerdan? El vídeo también se había publicado en el muro de “Azizas Treasure”. ¡Que lo disfruten!


También les he incluido una traducción al inglés que encontré al pie del vídeo a fin de que si vamos a desgalillarnos cantando en idiomas tan poco familiares para los occidentales, que mínimo sepamos lo que estamos diciendo. Yo aquí tengo a Marido loco con el ¡Nari, Narien! ¡Vamos a cantar! Para cantarla: Sustituyan en "Nary Nary" por "Nari Narien", pues quien amablemente transcribió no lo hizo de forma adecuada...
 

Traducción de la canción "Nari, Narien":

Meaning:

I'm on fire.
I'm on fire.

I'm on fire, from her beauty.
I'm on fire.

What's happened to my heart?
I'm on fire.

I'm on fire, from her beauty.

I'm on fire.

What's happened to my heart?

 From one look, she took me in a second

We both fell for each other.

This is my darling.

 The most beautiful words in her eyes,

Her eyes spoke to me of love.

This is my darling.

From one look, she took me in a second

We both fell for each other.

This is my darling.

 The most beautiful words in her eyes,

Her eyes spoke to me of love.

This is my darling.

 I love her. What can I do?

This is my darling.

I'm on fire from all this.

This is my darling.

I'm on fire.

I'm on fire.

I'm on fire, from her beauty.

I'm on fire.

What's happened to my heart?

 I'm on fire.

I'm on fire, from her beauty.

I'm on fire.

What's happened to my heart?

I can't stand her cheeks, voice,

Face and smile.

This is my darling.

 I got close to her,

I got close to her,

This is my darling.

 I can't stand her cheeks, voice,

Face and smile.

This is my darling.

 I got close to her,

I got close to her,

This is my darling.
ever since i met you

magic surrounds (fills) me every night

I'm on fire.

 I'm on fire.

I'm on fire, from her beauty.

I'm on fire.

What's happened to my heart?

 I'm on fire.

I'm on fire, from her beauty.

I'm on fire.

What's happened to my heart?

miércoles, 14 de enero de 2015

Tal vez vino por un abrazo

 
Opción de audio relato, para quienes o estén en condiciones de leer:

Llevamos siete días de mudados en este apartamento, en el mismo barrio donde vivíamos antes y  antier conocimos a nuestra vecina más cercana, la de ”la puerta de enfrente”, pues son dos apartamentos por cada uno de los cuatro pisos; vivimos en el segundo. Cuando tocaron la puerta, yo estaba en la cocina preparando los “pita chips caseros” y mi esposo estaría explorando la pila de cajas repletas de motetes que tenemos en la habitación, que por decisión unánime ha sido destinada a ser “el cuarto de los tereques”. A falta de mirilla, mi esposo preguntó quién era, pero no recibió contestación. ¡Ten cuidado! Le advertí, mientras cerraba la puerta de la cocina, por si se trataba de algún hombre.

 

Escuché una voz de mujer, intercambiaron palabras por muy corto tiempo y sólo hasta que escuché los pasos de mi esposo de retorno a nuestro dormitorio entreabrí la puerta -aún se escuchaba la voz de la mujer, ahora con mayor intensidad- al asomarme discretamente noté que mi esposo había dejado la puerta de entrada abierta, cosa inusual. Me dispuse a cerrarla pero en el intento me topé con la mujer parada justo bajo el marco de la puerta de su apartamento, discutía por celular, totalmente alterada. Me retracté de inmediato sin palabra o gesto alguno, dirigiéndome a nuestro dormitorio, la curiosidad me carcomía.

 

¿Qué sucede? Y mi esposo en susurros para evitar que la mujer escuchara, me cuenta que es la vecina de “en frente”, de origen sirio que le ha pedido el celular prestado para llamar a su esposo que está en el hospital.

 

-¿Y cómo sabes que es siria? Le pregunto por lo más bajito posible.

-Por el acento, el dialecto y las facciones. Contesta mi esposo en un tono de voz que ya estaría rozando el suelo.

 

Aquí en Libia, en lugar del nombre, la prioridad es saber la nacionalidad o descendencia de las personas, lamentablemente de ello dependerá el trato y la naturaleza de la relación que se desarrollará, si es que de acuerdo a ello hay posibilidades de algún tipo de relación.

 

Me regresé a la cocina, la simple tarea de estar haciendo mis propios “pita chips” caseros por primera vez me tenía fascinada. Mientras trozaba el pan se me ocurrió que cuando la vecina siria regresara a devolver el celular, sería una excelente oportunidad para presentarme, ponerme a la orden e intentar ese acercamiento vecinal que tanto me ha recomendado una amiga cubana, casada con un palestino y radicada en Argelia.

 

Mientras mis dedos palpan la frescura y suavidad de los panes apilados junto a los cuencos y la bandeja del horno, reconocí la bendición del momento. En Puerto Rico, sólo nos llega pan pita que ha sido congelado por largo tiempo, perdiendo textura y sabor. Además la escasez de gas en Bengasi ha afectado muchísimos comercios, en especial las panaderías. Desde hace ya dos meses las largas filas para comprar pan le hacen la competencia a las filas kilométricas en las gasolineras y en las puertas de los bancos.

 

Hace poco mi esposo se levantó a eso de la 5:00 a.m. y junto a uno de sus sobrinos hicieron un turno de casi cinco horas en la gasolinera para poder abastecer los tanques de sus respectivos vehículos. Cada viaje a la panadería, el banco, o la gasolinera es motivo para esperar a mi esposo con una taza de té en mano, pues las anécdotas de todo cuanto acontece en ese interactuar ciudadano, son dignas de contarse apenas abre la puerta, se quita los zapatos, el abrigo y pronuncia el habitual “Salam Aleikum”.

 

Mi esposo le comenta a su amigo Mohammad, ahora radicado en Ucrania, que la vida en Bengasi se ha reducido a salir a comprar lo necesario y emplear el día en las largas filas, como se hacía antes de que Libia cambiara al sistema capitalista, aún bajo el régimen de Muammar Kadhafi. “¿A dónde vas? ¡Ah! Tengo un día muy ajetreado. Tengo que hacer la fila para la “bencina”, el banco y la de comprar el pan antes de llegar a casa”, bromea mi esposo.

 

La voz de la mujer irrumpía con fuerza en nuestro apartamento, se escuchaba alterada, furiosa; sus quejas y reclamos escapaban de su boca hacia cualquier dirección y ya no le importaba si nosotros, los residentes de otros pisos o los transeúntes frente al edificio la escuchaban. Volví a la habitación y sin abandonar el tono de cuchicheo le pregunto a mi esposo, qué dice la mujer. ¿Qué le pasa? Mi esposo me comenta que para no enterarse de las intimidades de otra familia ha subido el volumen del televisor, pero que definitivamente, a juzgar por los gritos, no parecía una conversación con alguien que está enfermo, recluido en un hospital. Le comento que lleva muchísimo rato discutiendo. Entonces mi esposo me mira con rostro de impotencia y me dice;

 

-Accedí porque según contó se trataba de una emergencia, pero lleva 15 minutos en el teléfono, peleando con alguien, sin pensar que está consumiendo el saldo telefónico de otra persona, sabiendo que actualmente para conseguir las tarjetas de recargo es un verdadero lío, pero es una mujer, no puedo decirle nada. Después de todo lo que nos está pasando con los dueños del apartamento anterior, me pregunto si aún queda gente honesta en este país.

 

Me regresé a la cocina y por más que intenté concentrarme en la tarea culinaria del día, me fue imposible; parecía que tenía a la mujer detrás de mí, metida en la cocina, pasándome el pan mientras discutía por teléfono ya casi a punto de rasgar sus vestiduras e inmolarse. Volví al dormitorio;

-¿Quieres que le pida el celular? La discusión es intensa y parece no tener fin.

-¡No! Ya terminará. Déjala. Contestó mi esposo.

 

Entonces  yo que me disponía a grabar un vídeo para mostrar el proceso de los “pita chips” en el blog de “Matbakh Aziza”, me vi imposibilitada, porque los incesantes reclamos de mi vecina no eran precisamente el fondo musical adecuado para mi filmación. Desistí de la idea, pero en su lugar le di “record” al programa de audio, después de todo era nuestro primer contacto con “la vecina de enfrente” y no dejaba de tener ese sabor cultural de primera prensada que tanto nos deleita. ¡Extra virgen! ¡La vida misma!

 

Tras pocos minutos de grabación, tocaron la puerta y mi esposo y yo salimos disparados, él del dormitorio y yo de la cocina. Era una mujer de baja estatura, carita redonda, aparentaba estar en sus cuarenta y tantos de edad, vestía un…  floreado, noté el contorno de una cabellera roja, en contraste con su tez blanca, en fin, tenía el rostro pálido y perturbado. Pero así, con quijada, manos y voz temblorosas nos miraba avergonzada a punto de lágrimas. Nos daba las gracias, pero su pecho palpitaba acelerado. Cada esfuerzo por pronunciar palabra sin echarse a llorar, conteniendo sus emociones, me recordaban la avena ya lista cosiéndose al fuego, cuando genera burbujas que van estallando y si no se retira de la hornilla se derrama, se desborda, perdiéndose desde sí misma.

 

“¿Estás bien? ¿Estás bien?” Le preguntaba yo, mientras mi esposo servía de intérprete. Los pequeños ojos de la mujer se cerraron apretados y para cuando los abrió, las lágrimas se desbordaron recorriendo su rostro. Mi esposo que desde el inicio de la conversación se mantenía de costado evitando mirarla, bajó la cabeza y continuó traduciendo los lamentos de la mujer. Su esposo sufría una afección renal y se encontraba en el hospital, ella había quedado al cuidado de los hijastros ya adolescentes que no la obedecían y en medio de todo atendía a su hija de apenas dos semanas de nacida. Era evidente que las presiones familiares la consumían, y había llegado el momento de estallar, allí entre dos puertas abiertas, entre desconocidos, entre tres nacionalidades e idiomas diferentes.

 

La mujer, lloraba con un sentimiento profundo mientras contaba su desventura, yo no sabía qué decir, no hablamos el mismo idioma, pero parece que mi espíritu sabía muy bien lo que debía hacer y allí  en pleno descanso de las escaleras, sin hijab, toda greñuda y aún con un pedazo de pan pita en la mano la abracé sostenido y apretado.

 

Mi esposo nos miraba con un nudo en la garganta, mientras la mujer lloraba, contaba, soltaba, drenaba. Yo le acariciaba la espalda y sentía en mis manos el calor que genera la energía en movimiento, pero también  sentía que me ahogaba en llanto, un llanto desconsolado. De inmediato supe que su dolor no me pertenecía y entonces rápidamente visualicé que del centro del universo bajaba un rayo luminoso y resplandeciente que nos cubría, que al contacto de mi mano sobre su espalda y de forma dinámica se generaban destellos traslucidos, entonces una estela de polvo turbio salía del cuerpo de la mujer y se alejaba de nosotros disipándose entre el hueco del cristal roto en los ventanales de la escalera.

 

Mi vecina levantó la vista para dar paso a un abrazo de miradas, y continuó hablando. Aún conmocionada le pedí a mi esposo que le dijera que era bienvenida en nuestra casa. Que no dudara si en algún momento necesitaba algo. Todo sucedió muy rápido, nos despedimos. Y yo quedaba con la duda sobre los detalles de la situación que luego mi esposo me pudo explicar.

 

A nuestros pasos, ya cada quien de espalda, se cerraron las puertas, pero quedamos con la satisfacción de saber que habíamos intercambiado llaves de fraternidad y solidaridad, con la posibilidad latente de crear lazos de amistad. Yo creo en el poder de los abrazos, de esos capaces de aliviarte el alma y acariciarte el corazón. También creo que hay un lenguaje universal comprendido por todas las almas; es el lenguaje del amor y si hay algo que tengo claro es que a pesar de lo difícil que se ha tornado la vida en este país, estoy en el lugar y momento indicado, cumpliendo con los contratos espirituales preestablecidos, viviendo mi destino. ¡Maktub!
 
Audio del incidente disponible sólo por tiempo limitado: