miércoles, 15 de mayo de 2013

Las Munacabát: El primer encuentro

Foto tomada de: http://www.islamswomen.com/



Audio relato: Las Munacabat: http://www.goear.com/listen/d604c9b/las-munacabat-primer-encuentro-daritza-rodriguez-arroyo

He visto tres, no son muchas porque aquí no son tan comunes como en Arabia Saudita, pero las he visto y las he tenido muy cerca, tan cerca como para lograr atisbar el sutil parpadeo de sus ojos a través de la traslucida tela que los cubre. La primera se me apareció en el aeropuerto de Estambul, lo hizo cuando menos la esperaba, aunque siendo sincera debo admitir que hacía tiempo que no pensaba en ellas, las había olvidado. 

Me encontraba agotadísima tras aproximadamente 21 horas entre aeropuertos, vuelos y trasbordos, no había logrado dormir bien y la emoción de finalmente encontrarme con mi esposo tras 17 meses de espera comenzaba a apoderarse de mí. ¿Qué digo de mí? De todos mis sentidos. Una vez logré ubicar la puerta de abordaje hacia Bengasi, recordé que era mi última oportunidad para refrescarme, maquillar mi cara en un intento por lucir fresca y radiante, y tal y como me pidió mi esposo, cubrirme. Cuando le planteé sobre mi decisión de viajar sin el ‘hijab’ hasta llegar a Bengasi, fue muy enfático en que debía usarlo desde el aeropuerto de Estambul. La intención era tratar de pasar desapercibida, algo que entendíamos posible gracias a mis facciones latinas con -según él- trasuntos arábicos. Debía evitar ser reconocida como una mujer extranjera que viajaba sola a Libia, sobre todo ante la mirada de los hombres. 


Cuando salí del tocador, ya con el rol de mujer y esposa musulmana asumido desde mi vestimenta, me percaté que la sala de espera se encontraba desolada, a través de los cristales vi que  los últimos pasajeros estaban prestos a abordar el autobús que atravesaría la pista para trasladarnos hasta nuestro avión. Bolso en mano aligeré el paso mientras mostraba mi pase de abordaje e intentaba asegurarme que mi cabello, el cuello y el pecho estuviesen apropiadamente cubiertos. 

El autobús estaba repleto, ya no quedaban asientos disponibles, apenas conseguí ubicarme de pies frente a la puerta, cerca de uno de los postes metálicos donde pude sujetarme mientras aseguraba mi bolso y apretaba una maleta pequeña entre las piernas. Se cerró la puerta y confieso que estaba un poco ansiosa, por primera vez en todo el viaje. ¡Era todo tan diferente! 

Estábamos todos tan apretados los unos con los otros, que podíamos oler tanto nuestro sudor como el aliento. Observé a mí alrededor, eran todos hombres, a excepción de dos mujeres que viajaban en compañía de sus esposos; no sé si eran ideas mías pero me pareció que todos me miraban, incluidas ellas. Entonces una de ellas sonrió y yo contesté con otra sonrisa, la mujer le susurró algo a su esposo y él me miró sin expresión alguna. En ese punto ya no sabía si ellos me miraban a mí porque yo los miraba a ellos, o si simplemente todos nos mirábamos porque teníamos ojos y estábamos a bordo del mismo autobús sin nada más que hacer.
Justo cuando pensaba que iniciaríamos marcha, porque ya todos nos habíamos escudriñado con la vista, alguien gritó desde afuera y yo supuse que se trataba de algún pasajero de último momento. Pensé que sería un hombre más, de seguro uno con barba espesa, rostro siempre serio y su ‘taqiyah’ bien puesto. Fue cuando se abrió la puerta y entonces apareció ella, así de manera tan impensada, apareció ante mis ojos toda negra, oscura y contradictoriamente iluminada. Su imagen provocó que desaparecieran todos a nuestro alrededor, en ese instante era sólo ella que venía hacia mí elevada, desplazándose en el aire. Sí, como una aparición mística. ¿Por qué no? 

El viento agitaba todas sus capas, sus paños, su velo pero era imposible verla a pesar de que era igualmente imposible dejar de mirarla. Las había visto en Internet, en documentales, en películas, y en la televisión cuando pasaban noticias de algún país islámico, pero como dije, las había olvidado. Quedé eclipsada, totalmente fascinada. Para cuando me vine a dar cuenta ya había sucedido, se me había aparecido la primera de las Munacabát y ahora que el autobús por fin arrancaba y todos nos tambaleábamos de un lado para otro la tenía muy cerca, tanto que alcancé a verle sus pestañas revoloteando como vívidas alas de mariposa dentro de la oscura malla.

 
Ya no era tan grande, ni tan luminosa, debía tener aproximadamente un poco más de cinco pies de altura y a pesar de todas esas telas se distinguía la silueta de una mujer delgada y delicada. ¡Un niño! ¿De dónde había salido el niño? Era apenas un bebé, como mucho debía tener unos cuatro meses de nacido. Ella lo traía en brazos pero mi embeleso había sido tal que no lo había visto. Tampoco había visto al padre del niño que para no decepcionar tenía una barba espesa y cara seria. Cuando descubrí su mirada fija sobre mí, me asusté, sentí como si me hubiesen descubierto husmeando en casa ajena. Mi primera reacción fue mirar para otro lado, ahora eran mis ojos los que movían sus alas buscando desesperadamente posarse en otro lugar. Para cuando mis ojos intentaron un regreso tímido, ya el chacal estaba frente a mí, con su mirada roja, encandilada, como quien ha descubierto una presa en medio del desierto. 

El chacal sostuvo la mirada como para que no quedase duda alguna, mirada que incomodaba, que trasgredía, que en sí misma era un acto. Y mi segunda reacción fue mirarla a ella, que aunque no parecía seguía estando allí, de cuerpo presente. Para mi sorpresa ella tenía su cabeza vuelta hacia él, al parecer lo miraba, sabía que era un depredador, creo que también me miró a mí y bajo su cabeza como acostumbrada y una vez más resignada. Se encendieron unas bocinas, transmitieron un mensaje en turco y luego en árabe, las personas comenzaron a moverse a afirmar sus bolsos en las manos y el padre del niño continuaba mirando, en un movimiento brusco tomó a la mujer de la mano, la afirmo lo más posible contra él y sin dejar de mirarme se preparaba a bajar del autobús. 

Cuando finalmente la máquina se detuvo y abrió sus puertas, el padre del niño me sonrió cínicamente y bajó antes que todos del atestado autobús. Caminamos en grupo hasta las escaleras del avión, yo lo hacía mucho más lento, para no alcanzarlos, para no coincidir; el padre del niño llevaba consigo los bolsos y al chacal, la madre cargaba al niño y todo su misterio. 

Yo, observaba como se alejaban y la figura envuelta en paños negros tomó forma de cometa; se impulsaba y volaba hasta que la imagen de los tres se disipó  entre el fuerte viento, entre los idiomas que yo no entendía y la presencia de aquella gran ave hueca que me llevaría surcando los aires del Mediterráneo hasta la costa noreste de África, hasta los brazos de mi amado. 

* Daritza Rodríguez-Arroyo, Todos los derechos reservados de autor / copyright©.
 
 

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32 comentarios:

  1. *** ¡Bienvenidos! Finalmente inauguro este blog con el relato de “Las Munacabát: El primer encuentro”. Esto después de la solicitud de familiares, amigos y contactos que de repente se convirtieron en ávidos y exigentes seguidores de mis estatus por Facebook. Ahora pueden suscribirse al blog (en el menú oculto de la barra derecha de la página) así se mantendrán al tanto de los nuevos relatos de Aziza, comentarlos (aquí mismo, justo al pie de cada relato) y compartirlos con contactos que gustan de los temas culturales y experiencias de viajes a través de las redes sociales y sus servicios de correo electrónico. ¡Gracias por el interés, el respaldo y el cariño de siempre!... Daritza Rodríguez-Arroyo ***

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    1. wouwww daritza que experiencia...y tus palabras hacen vivirla contigo....sigue asi amiguita....

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    2. ¡Saludos Jackie! Gracias por visitar el blog ;-)

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    3. Acabo de saber de ti por medio de una amiga en común y ya estoy envuelta en tus relatos. Amo leer y conocer otras culturas, así que tienes una fans más. Un gusto leerte.

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    4. Que bien! Ya pronto sale el próximo relato. Gracias por la lectura!

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    5. Salidos Daritza ...soy ecuatoriana y me encanta leer, te llegue a conocer por otra persona que puso uno de tus relatos en facebook, y me he tomado la libertad de empezarte a leer desde cero, grandiose tu experiencia, en medio de una cultura misteriosa, yo tambien estoy casada y soy mulsumana , mi esposo es de Tunisia, algun dia compartiremos historias hasta entonces un abrazo y un placer conocerte.

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    6. In Shaa Allah!!! ¡Encantada Valeria! Te invito a que sigas los relatos por Facebook dando LIKE: https://www.facebook.com/losrelatosdeaziza y te unas al grupo de mujeres de "Me enamore de un musulmán" MEDUM, también en Facebook: https://www.facebook.com/groups/grupomedum/

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  2. Dejame decirte que no acostumbro a leer cuentos creo que tengo déficit de atención pero tengo que felicitarte captaste mi atención y lo lei completo, ahora me gustaria que contaras algo de la historia de estas mujeres en tus propias palabras. ...

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  3. Transportada... así quedé...estaba yo en el bus justo a tu lado ... me viví la historia y hasta me dió miedo la mirada del esposo de la Munacabát. Un relato digno del comienzo del nuevo libro de tu vida.. Fascinada, curiosa... esperando mucho más..

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  4. Sabes como me gustan los libros y la lectura y hoy entre al blog y lei tu primer relató (el ya conocia a través d nuestras conversaciones) tú forma d describir ese encuentro lo senti tan real q me transporte al lugar en mi mente como si yo estuviese viviendo tú experiencia acompanandote en tú travesía mientras más leía más me interesaba lo q estaba leyendo. Amiga me quito el sombrero y te felicito me cautivastes como me cautiva Paulo Cohelo, Isabel Allende, Garcia Marques y muchos mas y sigo repitiendo lo mismo escribe un libro. Tqm

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    1. Gracias por compartir tan interesante relato. Recordé algunos momentos inquietantes en mi viaje a Turquía. Disfruté el primer relato de muchos que vendrán!!

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  5. Hola amiga Daritza, soy Jaime http://desdelibiaconamor.blogspot.com/
    Me ha encantado tu relato, te doy la bienvenida a Libia, yo estoy en Trípoli y ya llevo 5 meses. Sigue escribiendo y entre tu blog y el mio nos retroalimentaremos. Felicidades

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    1. Shukran Jaime! A mi tambien me gusto tu blog, asi que seguiremos compartiendo experiencias ;-)

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  6. Como estas Chule?! Me encanto tu relato y concuerdo con la mayoria, tuviste la gran habilidad de transportarme en el "tiempo y espacio", haciendome compartir contigo la tension de el momento... Fue verdaderamente fascinante!! Por supuesto que ya me inscribi a tu blog... Quiero seguir compartiendo contigo todas tus vivencias atraves de la distancia ya que no puedo compartirlas contigo en persona... Mucha suerte y fortuna en tu nueva vida!!! Te quiero mucho :)

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  7. Hola Daritza: Espero de hoy en adelante convertirme en tu amiga tambien. Atraves de la distancia aprendi que todo es posible. A mi tambien me llego el amor de lejos. Mi novio es de ALgeria. Pronto estara aqui en Florida, USA. Atraves de tus relatos me doy cuenta que la desinformacion y la mala informacion hace que las personas tengas tantos prejuicios contra los musulmanes. Yo aprendi a amarlos...son bien humildes y amables. Mi familia extendida es super conmigo...

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    1. Saludos Elena! El amor en general, sin limitarlo al de pareja, no conoce de diferencias culturales, idiomáticas o religiosas. El amor, gracias a Dios, nos supera. Claro que podemos ser amigas! Deseo que muy pronto estés junto a tu amado y que sean tan felices como se lo propongan. Barakallah fi!!! <3

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    1. Saludos! Muy pronto comenzaré a trabajar en esos relatos que no están incluidos en ninguna de las versiones del blog. Se hará en una publicación formal y aunque desconozco el tiempo que tomará valdrá la espera, pues esa y otras tantas preguntas quedaran contestadas. Insha Allah y sea durante este 2014.

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  9. Aziza, hoy descubri tu escritos en endi.com, me cautivaron llevandome a lejanas tierras, sintiendo los olores, gustando nuevos sabores , escuchando las oraciones y los canticos de los niños..mirando a traves de los velos y percibiendo las miradas curiosas . Me lei todos los blogs que habian en endi, con hambre de mas desde hoy sigo tus blogs y tu pagina en FB. Dios te bendiga ! desde la Isla del Encanto... Mayra

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    1. ¡Hola Mayra! Me alegra muchísimo que te hayan gustado los artículos en END y los relatos aquí. Esperemos que Dios nos siga bendiciendo con salud, experiencias de vidas para contar y alegría en el corazón para compartirlas. ¡Gracias por escribir compatriota! ¡Abrazote!

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  10. Saludos hoy empecé a leer de tus experiencias pq una amiga me comento de tu blog. Gracias por compartir. Éxito, q Dios te bendiga y te proteja siempre.

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  11. Saludos amiguita me encanto el relato uno como q lo vive ósea se transporta, éxito DTB

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  12. Encantada de siempre leerte. Eres muy valiente. Un abrazo amiguita. Te sigo y no me canso de tus vivencias.

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