viernes, 19 de julio de 2013

Más boricua que una pelota de mofongo con chicharrón



 
 
He leído en la prensa las aclaraciones que el cantante Marc Anthony ha dado sobre su nacionalidad a ese sector de la ciudadanía estadounidense que en estos días lo hizo objeto de una oleada de comentarios racistas y xenofóbicos demostrando así su ignorancia sobre el origen del cantante, además de exponer un vergonzoso desconocimiento sobre la relación política existente entre Estados Unidos y Puerto Rico desde la ocupación de 1898; relación por la cual más tarde se le otorga a los puertorriqueños y a toda persona nacida en el territorio la ciudadanía estadounidense. También me he dado a la tarea de leer en las redes sociales las diferentes reacciones que el incidente ha generado y me ha llamado la atención el punto que traen algunos, sobre si los puertorriqueños debemos estar aclarando nuestra nacionalidad una y otra vez, sobre todo en momentos donde se nos podría estar cuestionando con fines discriminatorios. El cantante, nacido y criado en la ciudad de Nueva York, de padres puertorriqueños, se declaró más estadounidense que el ‘Apple Pie’, pero también dijo sentirse más puertorriqueño que nunca. Esa es su realidad y tiene derecho a expresarla según la vive, y aunque para algunos estas expresiones puedan sonar contradictorias, hasta cierto punto puedo comprender su sentir, aunque no así el compartirlo; pues mis padres también son puertorriqueños, pero yo a diferencia del cantante soy nacida y criada en Puerto Rico.


La discusión de este asunto tan controversial me lleva a compartir una anécdota sobre mi propia situación viviendo aquí en Libia donde todos me presentan como la esposa “americana”, en total referencia a Estados Unidos de Norte América. En una ocasión acompañé a mi suegra y mis seis cuñadas a un velatorio y la impresión que me dio fue de que estaban en espera de mi llegada, todos curiosos, más que la novedad como si fuese yo la atracción de la noche sobre el dolor de la viuda y las hijas del difunto. Al parecer una chica no se aguantó la curiosidad y vino directo donde una de mis cuñadas a preguntarle de dónde era yo. Entendí cuando mi cuñada contestó que era de Estados Unidos, que era americana y aun no comprendo por qué la chica sonrió y le comentó que su familia era muy afortunada de tener una ‘americana’ entre ellos (este es un tema aparte). Más tarde le aclaré a mi cuñada que si soy americana es porque nací en América pero que no soy estadounidense, que yo soy nacida y criada en Puerto Rico. Ella me contestó que mi pasaporte me identificaba como ciudadana norteamericana, que además la probabilidad de que alguien en Bengasi supiera dónde queda Puerto Rico es mínima y que para ella es muy complicado estar explicando la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos. Indudablemente mi cuñada tiene razón, pero yo tengo el corazón y la obligación, ahora cada vez que entiendo que están hablando de mi origen, interrumpo para que se traduzca del pobre inglés que habló al complicado árabe que ellos hablan; que yo soy de Puerto Rico una colonia de Estados Unidos en el Caribe y que el pasaporte estadounidense me identifica para efectos de una nacionalidad jurídica, pero no me identifica, ni me define en mi identidad nacional, es decir en mi condición y realidad tanto social como cultural. Lo del corazón no creo que tenga que explicarlo, pero con lo de la ‘obligación’ me refiero al deber de explicar la verdad, la realidad de nuestra tierra, que no somos un país independiente, que no se ha permitido y que lamentablemente un gran sector de nuestro pueblo tampoco lo ha querido. Otra oportunidad que tengo para educar y concienciar con mis ‘aclaraciones’ es cuando me hablan en inglés; les pido que me hablen despacio porque aparte de la dificultad que supone el acento árabe, mi primer idioma es el español, porque soy de Puerto Rico. Entonces ya surgen las preguntas interesantes sobre nuestra historia y nuestra patria que tanto me gusta contestar desde mi punto de vista. Explicar la realidad de Puerto Rico y los puertorriqueños tanto a norteamericanos y árabes como a personas de cualquier nacionalidad u origen, para mí siempre será una oportunidad de reafirmar mi verdadera identidad y de contar lo que gran parte de los puertorriqueños prefieren obviar. Nada, que Marc Anthony se declara más estadounidense que el “Apple Pie” allá en Estados Unidos y yo más boricua que una pelota de mofongo con chicharrón desde aquí, Bengasi, Libia. Pero que conste, me encanta el ‘Apple Pie’ con helado de vainilla porque al final de cuentas como dice el cantautor iraní, nacionalizado británico, Sami Yusuf en su canción ‘Promesas olvidadas’ somos una sola HUMANIDAD compartiendo una misma TIERRA, un mismo TIEMPO Los valores universales que nos unen son más poderosos que la incompatibilidad que suponen nuestras nacionalidades.

* Daritza Rodríguez-Arroyo, Todos los derechos reservados de autor / copyright©.
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domingo, 7 de julio de 2013

Women in Saudi Arabia may now ride bicycles and even motorbikes...


Hoy, la psicóloga puertorriqueña MercedesRodríguez López compartió esta foto de ‘Women's Rights News’ en Facebook con la siguiente leyenda:
 
“Women in Saudi Arabia may now ride bicycles and even motorbikes -- but only under very tight restrictions. (a) only in parks and playgrounds; (b) only for "recreation" and not for transportation; (c) only in complete hijab; (d) only in the company of her husband or responsible male relative; and (d) only with avoidance of public places "crowded with men" (to avoid being harassed and to avoid creating a distraction that may cause accidents. Good times!”



Foto tomada de: Women's Rights News (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=558191054223295&set=a.204542062921531.45848.184599864915751&type=1&theater)




La Dra. Rodríguez López sostiene y cito: “La violencia de género (en contra de las mujeres por ser mujeres) es la amenaza más grave y consistente a la dignidad y a la vida que acompaña a las mujeres en todo el mundo. Desmontar esa violencia histórica requiere de una educación "nueva" multisectorial extraordinaria - que apoye la vida, el respeto, el amor sin violencia y los derechos humanos de hombres y mujeres.”
    
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Insha Allah este sea solo el comienzo para las mujeres de Arabia Saudita y tantos otros países del mundo donde las mujeres intentan salir adelante. En relación a la imagen y noticia que da pie al relato de hoy les comento que aquí en Bengasi, Libia salgo a caminar cuatro veces por semana, pero en compañía de mi esposo, como lo hace la mayoría. Vamos a un proyecto turístico que la guerra impidió se finalizara y ahora es un terreno baldío donde dentro de sus 3 millas a la redonda ha quedado un lago y lamentablemente una inmensa conglomeración de basura, hasta donde tengo entendido el lugar es conocido como ‘Juliana’. Esto en plena ciudad, entre vías bastante transitadas a cualquier hora del día. Siempre llegamos entre 6:00 y 7:00pm (aun con luz solar). Veo que a algunas mujeres los esposos las esperan en el auto y otras caminan solas. Todas vamos de ‘abayas’ (túnica larga y ancha, preferiblemente de color negro con la que la mujer cubre su ropa para salir a la calle evitando así llamar la atención de los hombres hacia los contornos de su cuerpo), y por supuesto que todas cubrimos nuestro cabello con el ‘hijab’, que es el paño que cubre cabello y cuello, mas no el rostro. Aquí se ven mujeres en ‘niqab’ o ‘burkas’ (vestidos que cubren el rostro y las manos), pero no son tan comunes como en Arabia Saudita y Yemen, países donde la mujer sufre más restricciones. Aquí en Libia he visto mujeres manejando, tienen sus propios autos y van de compras, a sus citas médicas, a la universidad, a sus trabajo o a visitar a sus familiares y amigas; son las menos. Claro que el visitar un restaurante o cafetería no es común, porque son lugares donde solo van los hombres; la mujer debe comer en su casa, a menos que aguarde en el auto mientras el esposo, el padre o cualquier otro miembro masculino de la familia compre la comida, o la lleve a un restaurante que especifique que cuenta con salón familiar.
 
Este tema de la vestimenta y restricciones de la mujer en países musulmanes es bastante extenso y complejo, no es un asunto netamente religioso, hay mucho de tradición en todo esto, mucho que tiene que ver con el comportamiento social. Una de las razones de mayor peso para que la mujer se cubra y no salga sola a la calle, mas no la única, es el asunto de seguridad; las mujeres corren el riesgo constante de ser atacadas sexualmente (violencia de género). Una vez buscaba información en Internet sobre si el cubrir el rostro y las manos se exigía en el Corán y tras haber descubierto que no (es una decisión voluntaria) me topé con un foro de discusión donde un forista citaba un erudito islámico que había lanzado la pregunta sobre si la mujer que no cubriese su rostro y manos debía ser castigada por llamar la atención y provocar la mirada lasciva de los hombres, o si por el contrario el castigo entonces debía ser para todo hombre que a la menor oportunidad mira de forma lasciva a las mujeres constituyendo esto una verdadera falta según el Islam y por ende una agresión a la mujer. ¡Interesante punto de vista de este señor! P.D. Dra. Mercedes Rodríguez López, como siempre, gracias por compartir tan interesantes temas provocando la conversación y la reflexión de tantos.
 
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jueves, 4 de julio de 2013

Burkinis


¡Saludos lectores! Una amiga me hace las siguientes preguntas y consideré que tal vez algunos de los seguidores de Los Relatos de Aziza les interese conocer las respuestas.

MLC: -¿Usan traje de baño las mujeres allá en algún momento de sus vidas? Y digo traje de baño como el nuestro. ¿Para qué van al salón de belleza si no muestran su pelo a casi nadie? Yo estaría feliz de no peinarme en semanas. ¡Ah! Muchas bendiciones por el esposo q te mando Alla pero más bendiciones y paciencia para él… ¡Jajaja! ¿Cómo es que se escribe? Bueno ahí te la tiro como lo siento....AHSHA ALLA.

DRA: -Bueno, se escribe ‘Allah’, que es la traducción de Dios o God (inglés) al árabe (recordemos que tanto judíos, cristianos y musulmanes creen en el mismo Dios). ‘Insha Allah’ significa; Si Dios quiere, Si Dios permite, Con el favor de Dios (todas esas frases que nosotros también decimos pero en español. Algunas personas lo escriben diferente, porque como pasa con todas las palabras árabes, lo que se hace al sustituir el alfabeto de ellos (símbolos) por los nuestros es una transliteración, que no es otra cosa que escribir según se escucha. Así que aunque muchas palabras han adoptado una manera estándar de transliteración, no te extrañes si las encuentras escritas de otra forma; por ejemplo, Incha Allah, InchaAllah, Inshaallah, etc. En cuanto a lo de la visita a los salones de belleza te cuento que se arreglan el cabello para bodas (que son en su mayoría eventos espectaculares), para reuniones o festejos familiares o religiosos en su casa o en salones de actividades donde están separadas de los hombres; además la mujer árabe procura estar atractiva ante los ojos de su esposo, único hombre al que se supone le muestre su belleza y demás atributos.
 

En cuanto a lo del uso de ‘trajes de baño’, en efecto es una pieza dentro del guardarropa de la mujer musulmana, pero no se asemeja en lo absoluto al que regularmente utilizamos las mujeres de occidente. En las tiendas ‘online’ se le encuentran bajo el nombre de “Burkini” (Burca + Bikini) y hasta donde tengo entendido es el único modelo aceptado dentro de la cultura árabe-musulmana a menos que decidas entrar a la piscina o a la playa con “abaya” (vestido largo y cubridor, regularmente en color negro de uso diario para salir a la calle)  o cualquier otra vestimenta que no se adhiera al cuerpo o se corra con el movimiento del cuerpo dentro del agua dejando expuesta la piel. Los trajes de baño que les muestro a continuación están diseñados con telas impermeables y flexibles que precisamente previenen o evitan ese tipo de inconvenientes. Lo más importante para las mujeres musulmanas tradicionales o religiosas es el recato y la modestia, y el ‘Burkini’ les permite disfrutar del mar o las piscinas con una vestimenta apropiada y en acuerdo a la fe religiosa que profesan.
                     
 
Pero no todos ven el “Burkini” con tan buenos ojos. He encontrado información en Internet sobre el rechazo que la vestimenta femenina-musulmana está confrontando en países europeos como Francia y Holanda. La situación es tan seria que en Francia han prohibido el uso del ‘hijab’ (paño con el que la mujer musulmana se cubre la cabeza, mas no el rostro) y las Burkas (vestimenta islámica que cubre a la mujer por completo, incluido el rostro y las manos). Mientras que en Holanda en algunos lugares se le prohíbe a la mujer musulmana vestir el Burkini. Entonces en este mundo que gira sin quelo podamos evitar; mientras unas defienden su derecho a mostrar sus cuerpos, otras defienden el derecho a cubrirlos; es una cuestión de criterio, de creencias, de libertad de elección. Y a mí se me ocurre lo siguiente; Si prohibiéramos el uso de bikinis y obligásemos el uso del burkini seguramente esto representaría para muchos una violación a sus derechos, a su libertad, lo tomarían como una imposición opresiva; entonces, ¿prohibir el uso del hijab, la burka y el burkini y de alguna manera imponer el bikini o estilo de vestimenta no islámico no es lo mismo, es decir, no representa una violación al derecho y libertad de elección, no es también una imposición opresiva? Yo aquí pensando.

 
 
Los diseñadores se han inspirado en la moda musulmana para que las mujeres cristianas también puedan disfrutar vistiendo con recato:

A la hora de ejercitarse las mujeres musulmanas cuentan con varias opciones:

 
 

* Daritza Rodríguez-Arroyo, Todos los derechos reservados de autor / copyright©.

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