domingo, 15 de diciembre de 2013

Vivirme la vida (Versión Endi)




Un amigo de Puerto Rico me pregunta que cómo me divierto ahora que vivo en Libia. Quienes me conocen saben que mi salida favorita es la típica salida de ‘Cine y Cena’. Bueno aquí en Libia no hay cines y los restaurantes, casas de té o café y cualquier otro lugar público de reunión son solo para hombres. Los restaurantes más costosos advierten que cuentan con un salón familiar, que estará cubierto de cortinas o ubicado en un segundo piso para que ningún hombre que ande solo pueda ver las mujeres que se encuentran compartiendo con sus esposos o familiares. Pero aquí como en cualquier otro país la diversión favorita de las mujeres es ir de compras. Claro que en un país donde prácticamente no hay opciones de entretenimiento, sobre todo si se es mujer, pues esto de “comprar” toma una relevancia inimaginable. Y es que aquí se compra de todo, para todos e incluso lo que no se necesita. Las mujeres en su mayoría van acompañadas de sus esposos, quienes le compran lo que pidan siempre y cuando este dentro del presupuesto porque aquí no se usan ni cheques, ni tarjetas de crédito. Hay mercados de todo tipo, desde los más populares y tradicionales, como los mercadillos de pasillos angostos y revoltosos, repletos de gente y mercancía que se ven en las películas del Medio Oriente, hasta sofisticadas tiendas especializadas en electrodomésticos, mueblería, tecnología, moda y por supuesto, el concepto del “mall” que ya se ha popularizado por estos lares. Debo hacer la salvedad de que he visto mujeres solas, pero no es muy común, además ese no es mi caso porque la familia palestina de mi esposo es bastante tradicional. Así es como en un día de aburrimiento total en la casa puede surgir la visita al supermercado a comprar víveres que con lo numerosas que son las familias nunca estarán demás, o quizás a una tienda especializada en artículos de cocina, que como la mayoría de los alimentos se preparan en casa siempre hará falta una que otra chuchería para uso diario o para ostentar en ocasión de recibir visitas. Algo que me ha llamado la atención y me ha parecido muy conveniente es la modalidad de una hilera de establecimientos donde todos los locales se concentran en un mismo producto o servicio; por ejemplo piezas para autos o gomeras, puedes conseguir unos 5 locales o una calle entera que se especializa en ello. Así sucede en tiendas con venta exclusivas de maquillajes, zapatos y carteras, trajes de gala, ropa masculina, femenina o de niños, etc. Me parece cheverísimo que una vez estacionas el auto no tengas que moverlo mientras vas comparando calidad y regateando precios. ¡Divino!

La otra diversión es asistir a bodas. Por estos lados el matrimonio es el evento más importante en la vida de cualquier persona (tanto para mujeres como para hombres). Aquí se celebran tantos matrimonios como cumpleaños en nuestros países y por todo lo alto. Cuando son familias adineradas son eventos pomposos que nunca olvidaras, pero si son pobres tampoco porque incluso con limitaciones económicas las familias rentan grandes carpas y cierran la calle. Las celebraciones pueden extenderse por varios días, sobre todo las humildes porque aún conservan los ritos más tradicionales, mientras que la clase pudiente muestra una tendencia a la asimilación de las celebraciones europeas y estadounidenses. Eso sí, las mujeres en un salón y los hombres en otro, y como he contado antes las bodas por estos lares y como diríamos en mi Puerto Rico querido; son motivo para tirarse la tela y botar la casa por la ventana. Ya les he conversado sobre el asunto de las visitas, ya saben, son todo un acontecimiento al cual más vale ir con hambre porque se sirven refrigerios y entremeses de tres a cuatro veces. Si los lazos familiares son bastante cercanos, por ejemplo, cuando visitamos a mis cuñadas casadas, después que yo mantenga mi cabello cubierto con mi ‘hijab’ todos podemos estar en el mismo salón; me refiero a hombres y mujeres de la misma familia, si la visita es a una familia amiga o particular, pues hombres en un salón y mujeres en otros. ¡Ojo! Las casas y apartamentos cumplen con estas especificaciones de sala familiar y salón o salones de visitas.

En mi caso, salgo cuando mi esposo está en Bengasi, además de comprar y visitar a amigos y familiares, también vamos a caminar 2 millas tres días a la semana a un sector llamado Juliana. Allí se puede ver parejas caminando, y la mujer que va caminando sola por el área de ejercicios es porque su esposo o algún hombre de la familia la está esperando en el auto estacionado en un área cercana, a menos que sea una mujer soltera o viuda sin familiares cercanos del sexo masculino. En la mayoría de los países musulmanes de influencia árabe el viernes es un día libre, porque es el día en que se congregan a alabar a Dios y además de realizar la oración o salat del Yumma se escucha el sermón o Jutba en la mezquita. A diferencia de Puerto Rico y otros países, en Libia las mujeres oran en sus casas y solo el hombre asiste a la mezquita, así que una vez mi esposo llega vemos la posibilidad entre quedarnos en casa para compartir con las cuatro sobrinas que dicen que cenar en casa de Tío Hani y Tití Aziza es como cenar en un restaurante o salir de paseo. Los sábados también son días apropiados para el turismo interno, pues ya domingo es inicio de semana, tanto a nivel gubernamental como en el sector privado. Aquí en Libia hay ruinas de importantísimas ciudades antiguas de tiempos en que griegos y romanos anduvieron por estos lares, mi esposo es geólogo de profesión y yo una aventurera, así que este es un paseo que ambos disfrutamos mucho. Para quienes se interesen en el tema les exhorto a buscar información sobre las ciudades de Cirene, Leptis Magna, Sabratha y The Byzantine Cistern in Ptolemais. También hay valles rodeados de montañas rocosas con cuevas (Wadi Al-Kuf) donde antes vivían comunidades enteras y ahora son áreas verdes de esparcimiento donde ni te acuerdas que estas en un país desértico. Todo esto sumado a lo mucho que disfruto la compañía de mi esposo, somos bastante conversadores y a pesar de nuestras diferencias culturales, de pensar y ver el mundo y la vida con ojos diferentes somos muy afines. Solemos reírnos de nosotros mismos, de las cosas que nos pasan y esto es algo que ambos apreciamos. Y bueno, cuando él se va por un mes a trabajar al Sahara, pues no salgo, se compra todo lo necesario para que su familia en el primer piso no tenga que salir y a mí me deja también abastecida de todo lo que se pueda necesitar durante un mes, y en caso de emergencia se llama a los esposos de las cuñadas que viven cerca. Así paso un mes en la casa, escribiendo, atendiendo mi tienda ‘online’ de túnicas y pashminas indias, hablo con mi familia por Skype casi todos los días y en el Facebook me mantengo en contacto con mis amistades y los seguidores del blog a través del mundo. También tengo un televisor pantalla plana con dos recibidores para ver canales de casi todo el planeta, aunque no entienda lo que comunican en la mayor parte de ellos. Estoy disfrutando y aprendiendo mucho de esta experiencia, así que mi diversión favorita en cualquier parte del mundo, es vivirme la vida con lo que tengo y como mejor puedo.

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