Un amigo de Puerto Rico me
pregunta que cómo me divierto ahora que vivo en Libia. Quienes me conocen saben
que mi salida favorita es la típica salida de ‘Cine y Cena’. Bueno aquí en
Libia no hay cines y los restaurantes, casas de té o café y cualquier otro
lugar público de reunión son solo para hombres. Los restaurantes más costosos
advierten que cuentan con un salón familiar, que estará cubierto de cortinas o ubicado
en un segundo piso para que ningún hombre que ande solo pueda ver las mujeres
que se encuentran compartiendo con sus esposos o familiares. Pero aquí como en
cualquier otro país la diversión favorita de las mujeres es ir de compras.
Claro que en un país donde prácticamente no hay opciones de entretenimiento,
sobre todo si se es mujer, pues esto de “comprar” toma una relevancia
inimaginable. Y es que aquí se compra de todo, para todos e incluso lo que no
se necesita. Las mujeres en su mayoría van acompañadas de sus esposos, quienes
le compran lo que pidan siempre y cuando este dentro del presupuesto porque aquí
no se usan ni cheques, ni tarjetas de crédito. Hay mercados de todo tipo, desde
los más populares y tradicionales, como los mercadillos de pasillos angostos y revoltosos,
repletos de gente y mercancía que se ven en las películas del Medio Oriente,
hasta sofisticadas tiendas especializadas en electrodomésticos, mueblería, tecnología,
moda y por supuesto, el concepto del “mall” que ya se ha popularizado por estos
lares. Debo hacer la salvedad de que he visto mujeres solas, pero no es muy
común, además ese no es mi caso porque la familia palestina de mi esposo es
bastante tradicional. Así es como en un día de aburrimiento total en la casa
puede surgir la visita al supermercado a comprar víveres que con lo numerosas
que son las familias nunca estarán demás, o quizás a una tienda especializada
en artículos de cocina, que como la mayoría de los alimentos se preparan en
casa siempre hará falta una que otra chuchería para uso diario o para ostentar
en ocasión de recibir visitas. Algo que me ha llamado la atención y me ha
parecido muy conveniente es la modalidad de una hilera de establecimientos
donde todos los locales se concentran en un mismo producto o servicio; por
ejemplo piezas para autos o gomeras, puedes conseguir unos 5 locales o una
calle entera que se especializa en ello. Así sucede en tiendas con venta
exclusivas de maquillajes, zapatos y carteras, trajes de gala, ropa masculina,
femenina o de niños, etc. Me parece cheverísimo que una vez estacionas el auto
no tengas que moverlo mientras vas comparando calidad y regateando precios. ¡Divino!
La otra diversión es asistir a
bodas. Por estos lados el matrimonio es el evento más importante en la vida de
cualquier persona (tanto para mujeres como para hombres). Aquí se celebran
tantos matrimonios como cumpleaños en nuestros países y por todo lo alto.
Cuando son familias adineradas son eventos pomposos que nunca olvidaras, pero si
son pobres tampoco porque incluso con limitaciones económicas las familias rentan
grandes carpas y cierran la calle. Las celebraciones pueden extenderse por
varios días, sobre todo las humildes porque aún conservan los ritos más
tradicionales, mientras que la clase pudiente muestra una tendencia a la asimilación
de las celebraciones europeas y estadounidenses. Eso sí, las mujeres en un
salón y los hombres en otro, y como he contado antes las bodas por estos lares
y como diríamos en mi Puerto Rico querido; son motivo para tirarse la tela y
botar la casa por la ventana. Ya les he conversado sobre el asunto de las
visitas, ya saben, son todo un acontecimiento al cual más vale ir con hambre porque
se sirven refrigerios y entremeses de tres a cuatro veces. Si los lazos
familiares son bastante cercanos, por ejemplo, cuando visitamos a mis cuñadas
casadas, después que yo mantenga mi cabello cubierto con mi ‘hijab’ todos
podemos estar en el mismo salón; me refiero a hombres y mujeres de la misma
familia, si la visita es a una familia amiga o particular, pues hombres en un
salón y mujeres en otros. ¡Ojo! Las casas y apartamentos cumplen con estas
especificaciones de sala familiar y salón o salones de visitas.
En mi caso, salgo cuando mi
esposo está en Bengasi, además de comprar y visitar a amigos y familiares, también
vamos a caminar 2 millas tres días a la semana a un sector llamado Juliana. Allí
se puede ver parejas caminando, y la mujer que va caminando sola por el área de
ejercicios es porque su esposo o algún hombre de la familia la está esperando
en el auto estacionado en un área cercana, a menos que sea una mujer soltera o
viuda sin familiares cercanos del sexo masculino. En la mayoría de los países musulmanes
de influencia árabe el viernes es un día libre, porque es el día en que se
congregan a alabar a Dios y además de realizar la oración o salat del Yumma se
escucha el sermón o Jutba en la mezquita. A diferencia de Puerto Rico y otros países,
en Libia las mujeres oran en sus casas y solo el hombre asiste a la mezquita, así
que una vez mi esposo llega vemos la posibilidad entre quedarnos en casa para
compartir con las cuatro sobrinas que dicen que cenar en casa de Tío Hani y Tití
Aziza es como cenar en un restaurante o salir de paseo. Los sábados también son
días apropiados para el turismo interno, pues ya domingo es inicio de semana,
tanto a nivel gubernamental como en el sector privado. Aquí en Libia hay ruinas
de importantísimas ciudades antiguas de tiempos en que griegos y romanos
anduvieron por estos lares, mi esposo es geólogo de profesión y yo una
aventurera, así que este es un paseo que ambos disfrutamos mucho. Para quienes
se interesen en el tema les exhorto a buscar información sobre las ciudades de
Cirene, Leptis Magna, Sabratha y The Byzantine Cistern in Ptolemais. También
hay valles rodeados de montañas rocosas con cuevas (Wadi Al-Kuf) donde antes
vivían comunidades enteras y ahora son áreas verdes de esparcimiento donde ni
te acuerdas que estas en un país desértico. Todo esto sumado a lo mucho que
disfruto la compañía de mi esposo, somos bastante conversadores y a pesar de
nuestras diferencias culturales, de pensar y ver el mundo y la vida con ojos
diferentes somos muy afines. Solemos reírnos de nosotros mismos, de las cosas
que nos pasan y esto es algo que ambos apreciamos. Y bueno, cuando él se va por
un mes a trabajar al Sahara, pues no salgo, se compra todo lo necesario para
que su familia en el primer piso no tenga que salir y a mí me deja también
abastecida de todo lo que se pueda necesitar durante un mes, y en caso de
emergencia se llama a los esposos de las cuñadas que viven cerca. Así paso un
mes en la casa, escribiendo, atendiendo mi tienda ‘online’ de túnicas y
pashminas indias, hablo con mi familia por Skype casi todos los días y en el
Facebook me mantengo en contacto con mis amistades y los seguidores del blog a través
del mundo. También tengo un televisor pantalla plana con dos recibidores para ver
canales de casi todo el planeta, aunque no entienda lo que comunican en la
mayor parte de ellos. Estoy disfrutando y aprendiendo mucho de esta
experiencia, así que mi diversión favorita en cualquier parte del mundo, es
vivirme la vida con lo que tengo y como mejor puedo.
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