Mis disculpas a
todos los que me enviaron mensajes reclamando que no he publicado relatos desde
hace un mes. Habibi me regaló un viaje a
Puerto Rico para que ya no extrañara tanto a mi familia, los amigos y la rica
comida caribeña, de paso dijo que así se queda más tranquilo en el desierto,
sabiendo que no estoy tan sola y que me estoy divirtiendo. Me lo comunicó el sábado
5 de octubre y ya el martes 8, tempranito en la mañana estaba montada en el avión
con todos los regalitos que envió para mi familia. Las únicas que sabían sobre
mi regreso a Puerto Rico eran mi hermana y una de mis mejores amigas, quien sería
la persona encargada de recogerme en el aeropuerto para trasladarme de Carolina a Vega
Alta un miércoles a eso de las 11:00am. Después de un agotador viaje que entre
vuelos y conexiones se demoró más de 25 horas, debo decir que la hazaña bien valió
la pena. Fue una gran sorpresa para mi familia y el resto de los amigos, pero
en especial para mi padre y mi madre; muy emotivo momento que jamás
olvidaremos. Ya llevo 28 días disfrutando de mi tierra y mi gente, hablando español,
comiendo mofongo, amarillitos fritos, aguacates, viandas y todo lo que tanto extrañé
durante los pasados seis meses. Ahora lo extraño demasiado a él, a mi esposo y
cuento los días para poder abrazarlo.
¿Saben? Este viaje ha estado repleto de reflexiones... Es
curioso como ahora asimilo un intenso desprendimiento y desapego (más que
nunca) a las cosas materiales y a los lugares.
Antes había un apartamento al que llamaba “mi casa”, una guagua
(camioneta), un trabajo, seguros médico, de enfermedades catastróficas y hasta
de vida. Antes necesitaba un armario grande para mi ropa, mis zapatos, mis
libros, mis recuerdos y todas esas “cosas” que uno va coleccionando y
atesorando para poseer lo que uno cree
se trata de “sentido de pertenencia” en la vida. Ahora, Libia no es el país de
mi esposo (es palestino) y tampoco es el mío, la casa en la que vivimos es de
mi suegro, aquí en Puerto Rico la casa a la que vengo es la de mis padres, mi
ropa y mis zapatos pueden estar aquí, como del otro lado del mundo o en una
maleta, incluso siento que ya no importa vestir esto o aquello, si se quedó o
si por no tener a la mano hay que comprar y si luego no cabe, entonces se deja.
Al dejar la casa en Bengasi se vació toda la alacena y la nevera, antes de dar
la espalda observé mi cocina, se veía como cuando nueva; vacía, como si nunca
se hubiese estrenado. Entonces le prometí que a mi regreso lo primero que haríamos
mi esposo y yo sería visitar el mercado para llenarla de vida nuevamente con
los colores de las frutas y los vegetales, el olor del café en las mañanas, el
sonido de la tetera anunciado que el agua está lista para el té, el aroma del
pan egipcio calentándose en el horno y el ruido de mi licuadora a cualquier
hora advirtiendo que pronto comeremos postre...
Siento que ahora puedo estar en cualquier sitio, sin pertenecer del todo a uno en específico y que el lugar al que realmente pertenezco no lo define una bandera, un idioma, un pasaporte o cierta vestimenta, que por encima de mi identidad, el amor y el orgullo nacional, yo pertenezco a donde está la gente a la que amo y con quienes disfruto compartir mi vida con todo lo bueno o no tan bueno que toda ella implica y sin importar las latitudes y longitudes donde se dan los abrazos, las lágrimas y las sonrisas.… Y es ahora cuando no tengo nada, que descubro que lo tengo TODO.
Siento que ahora puedo estar en cualquier sitio, sin pertenecer del todo a uno en específico y que el lugar al que realmente pertenezco no lo define una bandera, un idioma, un pasaporte o cierta vestimenta, que por encima de mi identidad, el amor y el orgullo nacional, yo pertenezco a donde está la gente a la que amo y con quienes disfruto compartir mi vida con todo lo bueno o no tan bueno que toda ella implica y sin importar las latitudes y longitudes donde se dan los abrazos, las lágrimas y las sonrisas.… Y es ahora cuando no tengo nada, que descubro que lo tengo TODO.
[Daritza (Aziza)
Rodríguez-Arroyo]
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Es asi no son las posesiones materiales las que nos dan la felicidad. Que disfrutes los dias que te quedan aqui.
ResponderEliminarGracias Myrna!!! Fue un placer conocerte personalmente :-)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNada te hace abrir los ojos como no tener nads.Es un sentimiento liberador y una sensación qie no se puede explicar. Las Cadenas del qie diran y del consumismo son la peor presion. Felicidades me alegro que estes de vuelta aya y aquí!
ResponderEliminarLiberador!!! Asi mismo Luis! Solo quien lo ha vivido puede comprenderlo a plenitude. ;-)
EliminarTotalmente de acuerdo... yo soy feliz donde estan mis hijos y mi esposo. Lo demas, es lo demas... Disfruta tu aventura en Libia, mientras yo disfruto la mia aqui en US!
ResponderEliminarSin duda Libelisse uno pertenece a donde más fuerte le palpite el corazón. ¡Saludos!
EliminarSoy tan privillegiada de tener tu amistad.. Dios te bendiga.. te conozco, te leo y eres mi aventura favorita siempre...Ni el mar, ni la distancia, ni el pasaporte nos separan.. Bendita Tecnología...agradecida con la vida por conocerte, agradecida con Dios por poner a Habibi en tu camino...
ResponderEliminarRose... no se vale el hacerme llorar. Te amo amigota! <3
EliminarAy Azisa!!!!, es tan cierto y lo se porque lo he vivido. Ahora se me hace mas facil el desprenderme de "cosas", si he vivido feliz sin ellas. Me hubiese gustado estar en PR, y poder conocerte personalmente. Quizas en otra ocasion. Te deseo lo mejor.
ResponderEliminar¡Gracias por tus buenos deseos! Que sean multiplicados en ti… Pues si en el futuro coincidimos, no dudes en contactarme y nos conocemos. ¡Un abrazo!
EliminarQuerida Aziza Me paso buscando tus comentarios y los leo y me llenan el espiritu. Cuando termino de leerlos me siento nueva. Mi Habibi me hecho ser mejor ser humano. Pronto nos reuniremos en Dic para siempre, Cuando estuve en Tunisia (2 veces) fui sin tener absolutamente nada en mi mente. Fui con una mente abierta no esperando esto ni lo otro. Pero encontre una paz, extraordinaria, un no se que un que se yo que llore como una loca cuando tuve que regresar, El cariño de gente que sin aun entendernos por el idioma me lo decian con sus ojos. Me trataron tan bien que me sentia en casa. Amo a los musulmanes como a mi propia raza. Mi familia extendida los amo y ellos son super duper conmigo. No te conozco Aziza pero te quiero.... Elena
ResponderEliminarSalam Elena! Sin duda alguna lo major de esta etapa de mi vida es el amor en todas sus manifestaciones, incluido el carino de lectores y seguidores que incluso he llegado a conocer personalmente, abrazarles y converser como amigos y amigas. Gracias por tus palabras... me han llegado tan profundas y sinceras como el major de los abrazos... Daritza (Aziza)
Eliminar*mejor
EliminarSe del amor que hablas, yo tambien lo senti en Egypto en la familia de mi esposo. Alla es un mundo distinto, pero lleno de amor familiar, cada vez que vamos y tenemos que regresar, llorar es una palabra corta. Amo mi Puerto Rico y ni se diga mi familia, pero lo vivido alla, es algo increible. Mi habibi tambien me ha hecho valorar tantas cosas de la vida, el es un gran esposo en todos los sentidos, ya tenemos 6 anos de casados y se que seran muchos mas. Limarie
ResponderEliminar¡Saludos Limarie! Y pensar que cada vez que la gente se entera que uno está casada con un hombre de cultura árabe-musulmana piensan en todo lo malo que puede resultar de esa unión, son pocos los que no lo hacen. Algunos hasta lo expresan. No es que no pasen cosas negativas, es que esa posibilidad existe en todas las relaciones sean multiculturales o no, como en todas también existe la posibilidad de que sucedan cosas maravillosas. Te felicito por tu matrimonio, por tu segunda familia en Egipto y por contar con un hombre que te ha merecido tanto como tú a él. Fuerte el abrazo para ambos!
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