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“¡ay de él/ella que no tiene
patria!”. Mucho amor. EN RESISTENCIA Y LUCHA, OLR”.
Pueden preguntarles a los palestinos y toda su descendencia, sobre todo a los que han sido obligados a ir por el mundo con la etiqueta de “refugiados” y que viven condenados al limbo jurídico y la indiferencia internacional.
“Hani, ahora yo soy tu patria”,
le contesto.
“Tú eres mi tierra, mi mar y mi
cielo.” Dice mi esposo.
“¿Estoy en tu corazón? Le
pregunto mirándolo a los ojos.
Entonces me toma la mano se la
coloca en el lado izquierdo de su pecho y me dice con voz ahogada; “No. No estás
en mi corazón, porque no tengo. El día que te conocí te lo entregué para que
latiera junto al tuyo dentro de tu pecho. Esto que sientes es sólo el eco que dejó
y me recuerda que mi corazón te pertenece y que si palpita es porque el tuyo también
lo hace.
¿Recuerdan la película “Not without my daughter”?
Bueno pues en mi caso, “Not without my husband”. ¿En una situación
similar podrían ustedes dejar a su esposa o esposo atrás? Yo, no.