lunes, 17 de junio de 2019

La busqueda


Suele suceder que entre dos y cuatro de la madrugada, conscientes o no, estemos más receptivos a la actividad espiritual, y así sin más despertamos o nos despiertan. He escuchado todo tipo de teorías que intentan explicar lo que algunos llaman fenómeno, pero que muchos sabemos que es algo de lo más natural. La hora mágica le llaman unos, la de los espíritus, otros y nunca faltan quienes se van por lo más denso y oscuro porque justo allí vibran.

Serían las 3:30 de la madrugada cuando desperté tipo resorte, sin morra, como si hubiese sonado una alarma desde mi interior. Sentada en la cama en total alerta miré el reloj. "Aquí vamos otra vez", me dije a mí misma porque cada vez que me ocurre no vuelvo a consiliar el sueño hasta pasadas las 4:00 a.m.

Entonces me lo presentaron, vi su imagen como aparece en las fotos que conserva su familia. "¡Búscalo!", dijo una voz andrógina. "¿Pero si llevo años buscándolo y no aparece?", dije en voz alta. "¡Búscalo!", repitió la voz en tono sereno.

Fui al baño, aproveché y lavé mi cara, ya de regreso sentada en la cama, sin ninguna expectativa, tomé el celular y una vez más, como otras tantas desde el año 2011 cuando conocí a mi esposo y me comentó lo de su desaparición, me di a la busqueda de su hermano mayor.

¿Saben de cuántas maneras y las veces que he escrito su nombre en algún buscador de Internet? Siempre teniendo muy presente la promesa que le hice a mi suegra. No sabía si podría cumplirla algún día, pero ¿cómo negarme? Mientras todos lo daban por muerto, el corazón de su madre recibía el eco de ese pedazo suyo que seguía latiendo en la distancia. Los palpitos de una madre a diferencia de los del resto, no son sospechas ni presentimientos, son certezas.

Esta vez fue diferente, era el tiempo de Dios, inteligencia suprema, que otorga según la necesidad del espíritu y no la nuestra; el primer enlace de los resultados dio frutos y en la lista de microempresas madrileñas una de las primeras opciones, aún sin foto, era una gran posibilidad.

Tanto en países árabes como en Estados Unidos, el apellido materno no se lleva, pero sí en nuestros paises latinos, así que encontrar el nombre completo ya era un indicio positivo. Todo, absolutamente todos los datos coincidían con el hermano desaparecido de mi esposo, me puse nerviosa, nunca en 8 años de búsqueda había obtenido resultados. Mi esposo tenía que saberlo.

Ya serían las 4:00 a.m. cuando llamé a Hani, había viajado desde Midland hasta Houston, Texas para gestionar el envío de su guagua (camioneta) hasta San Juan, Puerto Rico. Estaríamos viajando durante el verano, fuera de territorio estadounidense, así que lo mejor era enviar el vehículo a nuestra casa en Puerto Rico.

-¡Salam Aleikum Hani!
- Wa Aleikum Salam! Everything is ok?
- Yes. Don't worry. I have news for you. A very good news, but what I have to tell you, will impress you.
- What happened?
- I think I found your brother.  I'm not 100% sure, but 90%.  I just need a photo, but really, this time I think I found your brother. And I got his address and telephone number.

Traducción:
[-¡Salam Aleikum Hani!
- ¡Wa Aleikum Salam!  ¿Todo está bien?
- Sí. No te preocupes. Tengo noticias para ti. Una muy buena noticia, pero lo que tengo que decirte, te impresionará.
- ¿Que pasó?
- Creo que encontré a tu hermano.  No estoy 100% seguro, pero 90%.  Solo necesito una foto, pero realmente, esta vez creo que encontré a tu hermano.  Y tengo su dirección y número de teléfono.]

Era una vídeo llamada y según vi su cara de asombro, así desapareció, había desconectado su cámara.

-¿Estás ahí?
- Sí.
-¿Habibi, estás bien?
-Dari, hablamos luego.

Cortó la llamada. Comprendí que cuando lo imposible se hace posible, al ser humano lo sobrecoge una emoción de fuerza impetuosa y reveladora. Hablo de esa fuerza universal que mueve nuestras vidas, que cuando se manifiesta aún sin poder comprender del todo y tal vez sin poder expresarlo en palabras, nos muestra que la grandeza del creador no cabe en nuestras mentes, mas aún así trabajan a nuestro favor como parte de un plan divino. No intenté volver a llamar, sabía que necesitaría algo de tiempo para asimilar la noticia y todo lo que implica después de 33 años sin saber de su hermano.

Pasarían como mucho dos minutos, llamó. Se limitó a pedirme el número telefónico de esa microempresa registrada en Madrid, España, ciudad donde él y su familia lo vieron por última vez.

- Dari, mira esta foto. Me la ha enviado él, sí es él, es mi hermano. Me dijo mi esposo lleno de emoción.

Como comprenderan, por respeto a una vida que no es mía, aunque la comparto por ser parte de la familia, no voy a entrar en detalles, pero los hermanos lograron conversar. La tecnología y la voluntad permitieron ir poco a poco, de los textos a las llamadas y vídeo llamadas, no solamente entre ellos, también entre las hermanas residentes en Libia.

-Y ya que darán ése viaje, ¿por qué no pasan por España y me visitan? Dijo el hermano.
- Es que si no hubieses contestado esa llamada como quiera íbamos a ir a España, en plan tocar a tu puerta a ver si realmente eras tú. Le contesté.

© 2019, 2020, 2021. Daritza Rodríguez Arroyo. Los relatos de Aziza. Todos los derechos.

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6 comentarios:

  1. Brutal éste relato. Me dió escalofríos de solo imaginarme esa llamada y ese momento entre Hani y su hermano. Ahora por favor cuéntanos de la reacción de tus suegros ante tal descubrimiento. Eres la heroína familiar. ¡Que felicidad!

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  2. Alhamdulillah que mas se puede decir...que maravilla, muchisimas bendiciones ♡♡♡

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  3. Que maravillosa es la tecnología en casos como este, me encantó la historia, abrazos.

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  4. Reviví con este relato algo que ocurrió en mi familia hace una década. La emoción del reencuentro no tiene comparación.

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