domingo, 8 de febrero de 2015

Sana Helwa, Titi Aziza!!!


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 Ayer cumplí 42 años de vida, de vida intensa, vivida como la he podido y he querido, con errores y aciertos, en constante e interminable aprendizaje, como Dios ha permitido.

 

Cuando era adolescente me gustaba imaginar cómo sería mi vida cuando finalmente cumpliese los dieciocho, los veinticinco y cuarenta; ahora ya he dejado de imaginarme la vida. A mis cuarenta y dos, simplemente la vivo día a día, sin muchos planes o estrategias. Mi vida es la mejor de las historias, tiene propósito, la escribe Dios quien como creador conoce las necesidades de mi espíritu y los anhelos de mi corazón, en Él que me da la fortaleza y me ha dotado  de capacidades, confío.

 

La vida en Libia es dura, muy complicada, pero estaba en mi camino. ¡Maktub! Nunca olvidaré la noche en que saliendo de una obra de teatro en San Juan, Puerto Rico en compañía de mi amiga Rose Marie Bonilla, mi amigo Héctor Méndez me presentó a sus grandes amigos, Edwin Batista y Edwin Ocasio. Recuerdo que conversábamos en un restaurante del Condado sobre mi viaje a Libia y mi decisión de establecerme en este país junto a mi esposo, árabe y musulmán a quien había conocido por Internet y de quien estaba -y estoy- muy enamorada.

 

Durante la conversación, Edwin Batista mostró rostro de desaprobación e incredulidad; “¡Esta mujer ha de estar loca!” pensaría mientras me escuchaba hablar. No recuerdo su pregunta exacta, pero si mi respuesta matizada de sarcasmo; “Quizás mi espíritu necesita experimentar el claustro, la opresión y el sometimiento… “. Hoy día Edwin y yo nos consideramos amigos, hemos reflexionado y hablado sobre esa conversación y por mi parte cada vez que la recuerdo, la vinculo a hechos pasados y presentes, me maravillo.

 

Mi vida entera fue una preparación para este presente, que si bien no me ha expuesto a una opresión o un sometimiento como al que de seguro tenía Edwin y muchos de ustedes en mente y al que me refería yo de forma sarcástica, si lo ha hecho con experiencias de vida que envuelven GRANDES lecciones para mi espíritu y que de no estar en este “aquí y ahora” con todo lo implicado, jamás hubiese recibido.

 

Dios inteligencia suprema sabe más. Además no tengo dudas –lo he dicho muchas veces- que cuando una persona encuentra su camino, y su propósito en la vida, Dios lo capacita a fin de que cumpla su destino y cada uno de sus compromisos espirituales.

 

Tampoco tengo dudas de que ahora estoy donde tengo que estar. ¿Por cuánto tiempo? Sólo Dios lo sabe pero repito, en Él confío.

 

Soy feliz, hasta ahora no me ha faltado salud, disfruto de mucho amor en la medida que lo siento por mí misma, lo comparto y lo recibo de personas muy especiales. Tampoco han faltado los recursos necesarios para tener una vida digna, y siento el amparo y compañía constante de Dios y mis seres amparadores. Además también cuento con el amor incondicional y constante de mis padres, hermanas, sobrinas, una gran familia, amigos del alma y muchísima gente buena y buena gente que se mantienen en contacto irradiando desde mi Puerto Rico querido y otros países alrededor del mundo, sus mejores deseos de bienestar y armonía para conmigo, mi esposo y nuestras familias. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

 

Los que siguen mi día a día en Libia a través de Los Relatos de Aziza, saben de la escases de recursos, inseguridad y violencia que se vive en Bengasi, entre la guerra civil que recrudeció el pasado mes de octubre de 2014 y la xenofobia ya existente que el conflicto bélico ha exacerbado. Aun así deseaba celebrar mi cumpleaños, celebrar la vida, la esperanza; creo que en tiempos de desasosiego y tristeza queda de uno imponerse, contar bendiciones –porque siempre las hay- y celebrarlas. Somos más poderosos que las circunstancias.

 

Aquí son tan diferentes a mí y yo soy tan diferentes a ellos, pienso. Luego repienso, ¿Y si quito el factor “costumbre”? Entonces, en esencia, ya no somos tan diferentes. Las diferencias están en la forma en que se nos enseñó y  acostumbró a ver y vivir la vida. Si organizo una fiesta de cumpleaños, aunque sea un poco al estilo de ellos, mis sobrinas, mis cuñadas, concuñados, amigos e incluso mi marido tendrían una pausa en ese agotador intento diario por ver la luz al final del camino, dejaran de exprimirse la mente y estrujarse el corazón preocupados por un futuro incierto –para mi inexistente-, saldrían de esa taciturnidad que tanto me inquieta; estaríamos juntos, charlando, compartiendo los alimentos, riendo, abrazándonos, vibrando en positivo. Así lo decidí, celebraríamos mi cumpleaños.

 

Aquí no es muy común que los adultos celebran su cumpleaños, incluso en muchas familias los cumpleaños de los niños pasan sin pena y sin gloria. Mi esposo estuvo de acuerdo por el mero hecho de complacerme y una de mis cañadas cuando la visité para invitarla me preguntó a manera de broma si me pensaba que era una niña; le contesté que de alguna manera, en mi interior, siempre soy niña.

 

Madrugué a eso de las 10:30 a.m. -ya saben- y salimos a recorrer las caóticas vías de Bengasi. Como ya he contado antes, el centro de la ciudad es zona de conflicto, destrucción y desolación, ya nada está donde se supone, donde debería  o estaba antes. El día anterior visitamos varios supermercados, lo que no estaba disponible en uno, lo estaba en otro, pero era evidente, ya los alimentos industrializados e importados no están llegando como antes y Libia importa un 85% de los alimentos que su población consume. Agraciadamente conseguimos todo lo necesario, aunque a un precio injustamente triplicado. Nos faltaba el bizcocho de cumpleaños, los dulces de repostería y los entremeses. ¡Ah! También un cordón para colgar las guirnaldas de globos o bombas, como decimos en Puerto Rico. Aquí les llaman “balunas”

 

Andamos y desandamos, todo carísimo, atenidos a “lo que hay”, pero se logró. Por último conseguimos el cordón, pues mi esposo entró a un taller de reparación de asientos de auto y explicando que teníamos un cumpleaños y no teníamos como colgar los globos, el hombre se solidarizó con la “Aziza causa” y le entregó un carrete de cordón. “¿Cuánto?” Preguntó mi esposo. “Es mi regalo, lléveselo”. Contestó el hombre. ¡Tremendo!

 

En fin, que con tres horas de anticipación a la llegada de los invitados, improvisé salón y esquina de damas en el área central del apartamento que regularmente –en nuestro caso- nos sirve de salón comedor, dejándole  a los hombres el espacio del salón de visitas que habíamos decidido sería mixto. Ya saben que aquí en Libia, “los nenes con los nenes y las nenas con las nenas”.

 

Cuando recibimos amistades, regularmente no hay líos de segregación por sexo si se trata de sirios y palestinos, y son gente de confianza, pero vendrían mis cuñadas y concuñados, que a pesar de ser palestinos llegaron muy pequeños o nacieron aquí en Libia y han adoptado una conducta propia de libios, que aunque no extrema, si es bastante conservadora y tradicional tanto en lo cultural, como en lo religioso.

 

Bueno, saqué el salón árabe color purpura al espacio o salón central para las mujeres y el marrón quedó para los caballeros. Los globos los dejé sin llenar porque mi sobrina Ronda -10 años de edad- me había rogado para que no decorara sin su presencia y las demás sobrinas, secundaron su moción, así que no me quedó otro remedio. Los globos serían la atracción de los niños.

 

Puse a calentar suficiente agua, pues en toda actividad árabe, el té, preferiblemente rojo, se sirve de manera constante. Ya les había contado que en Bengasi no hay gas desde hace un par de meses, todo se cocina en las estufas de una sola hornilla que regularmente se destinan a las emergencias. Mi decisión fue la de no cocinar para la celebración de mi cumpleaños y en su lugar, comprar bandejas de entremeses en reposterías especializadas que regularmente se encuentran en cualquier esquina. Agraciadamente, porque si es pesado cocinar una comida completa para dos en una sola hornilla, imagínense hacerlo para dieciséis personas. ¡No way!

 

Pero yo lo advertí. Hace unos días atrás mi amiga Nana me invitó a
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su cumpleaños y nos agasajó con un delicioso y variado “buffet” de entremeses árabes y cuando le advertí que no esperara lo mismo en mi fiesta por la ausencia de gas, me dijo que todo lo había hecho en una hornilla, incluido el bizcocho de tres capas, de chocolate, banana y crema. El bizcocho lo hizo a baño de María. ¿Pueden creerlo? ¿No? Tengo la prueba, miren. Le pregunté si había estado todo el día metida en la cocina y con una sonrisa me contestó que sí. Todo el día, con una hornilla y atendiendo a tres tormentitas divinas que Dios le ha dado por hijos. Me costó cerrar la boca después de quedarme estática en una expresión de “Wow”.

 

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Coloqué las brochetas de pollo, papas y pimientos en el horno, junto con las empanadas de carne molida y me di a la tarea de hacer dos bandejitas de huevos endiablados, rogando claro, que me quedaran como los que prepara mi hermana Yazira, pues gozan de la aceptación de toda la familia en cada fiesta. Conseguir las brochetas y empanadas hechas fue toda una bendición. De hecho, tras tres establecimientos visitados, encontrar una sola bandeja acabada de colocar en el mostrador fue justificación suficiente como para lanzarme sobre la misma con cara de desesperación. El hombre que venía directo hacia ellas con evidente intención de apropiárselas no se saldría con la suya. ¡No señor! Primero porque yo no pensaba cocinar y tenía toda una fiesta ya montada en par de horas y segundo, porque yo las vi primero. “Aziza, tranquila, él es el empleado que va a pesar la bandeja para darnos el precio”. Me dijo mi esposo medio avergonzado. “¡Oh! Hubiese sabido antes”, comente yo sintiéndome ridículamente ridícula. ¡Ja,ja! El chico de la caja registradora se estaba riendo, lo vi.

 

Compramos fresas, están en temporada. Fueron dos kilos por el equivalente a $2.50USD, una de las pocas bondades del presente libio. Preparé una bandeja de fresas con chocolate que encargarla en Puerto Rico hubiese sido darse un lujo; algo tenía que preparar con mis propias manos además de los huevos endiablados.

 

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Aprovechando el horrendo color “Shocking pink” de la pared donde solía estar posada la “Strawberry Shortcake”, y la cortina rojo burdel “old fashion” que se han rehusado a cambiar todos los inquilinos que ha tenido este apartamento, ambienté lo que bauticé  como “The lady’s corner”. Constó de una mesita con bombones de chocolate, bebida espumosa de fresas y la bandeja de fresas con chocolate fundido; fue un éxito entre mis cuñadas, amigas y hasta entre los niños que –como era de esperarse- nos invadieron el espacio.

 

¿Globos? Hasta en el techo. Los niños se ingeniaron una piscina de globos en pleno salón de damas y la alegría de ellos, fue la alegría de todos. “¿Titi Aziza, podemos esto y lo otro?” Preguntaron. “Ya no pregunten más que toda esta fiesta es sólo para ustedes, hagan lo que quieran”, contestaba mientras mis cuñadas que suelen ser más de controles se resignaban al “no rules birthday” de la “ameriquiya” esposa de su único hermano. ¡Uffff!

 

Mi cuñada Fatin, fue la primera en llegar junto a su esposo Hussam y las niñas; Rowa y Ronda de doce y diez años respectivamente. Unos treinta minutos más tarde llegaron mi cuñada Haná, su esposo Abu Waleed y sus niñas; Reem y Roaa, de doce y nueve años. Mi amiga Sarah y su esposo Hicham se excusaron, la madre de Sarah estaba recluida en el hospital y mi otra amiga, Nana, llegó más tarde porque salió de compras y olvidó su  cartera en la tienda. Además dejó al marido cuidando los niños, dijo que merecía espacio y tiempo, ya que es ella la que siempre cuida de los hijos cuando él sale a trabajar o a jugar cartas con los amigos. Los últimos en llegar fueron mi amiga Reem y su esposo Faraj con Wafaa de trece años, Ahmad de once y mi adorado Kamal, de apenas cuatro. A Faraj le había surgido un trabajo y en tiempos de desempleo en que todos estamos viviendo de ahorros, buscar el pan de la familia es primero. Estuvieron todos los que así lo sintieron y fue maravilloso.

 

Pero la gran sorpresa del día estuvo por parte de mi adorada familia, desde Fátima, Vega Alta, Puerto Rico y vía Skype. Resulta que rogando que la señal de Internet no fallara, mantuve la computadora conectada y con el programa de Skype abierto. Así, cuando mi familia me llamase los podría escuchar de inmediato. Coloqué la computadora sobre el mueble de las vajillas, al lado de la mesa del bizcocho. Justo cuando me iban a cantar el “Cumpleaños feliz” Escuché que me llaman desde Puerto Rico, era mi hermana Yazira, junto a Papi Edwin, Mami Santa y mis sobrinas, Adriana Paola y Gabriela Sofía.

 

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Me habían preparado un bizcocho de chocolate relleno de fresas y dulce de leche, tipo volcán, se veía divino. Pero la sorpresa mayor fue ver que entre mi hermana y Adrianita me habían decorado la piña de entremeses que tanto quería para mi cumpleaños. Sí, hablo de esas piñas que hacían de centros de mesas en las fiestas de mi infancia en Puerto Rico. Adriana se había encargado de pincharle todos los palillos con pinchitos de jamón, queso, aceitunas y cerezas. ¡Mmm! ¡Espectacular!

 

Pues resultó que de manera simultánea, en tiempo real, en vivo y a todo color… jajaja mi familia en Puerto Rico y mi familia y amigos aquí en Libia me cantaron el “cumpleaños feliz” en árabe, inglés y en español. Me hicieron muy feliz, quizás ninguno de ellos, acá y allá, sepan realmente cuánto. Fue un momento indudablemente inolvidable, mi hermana Yazira lo coordinó todo. Ver a Mami y Papi cantándome cumpleaños me sacó lágrimas y ver a mi Adriana y a Gabrielita tan contentas soplando la velita del bizcocho por mí… no hay palabras cuando los sentimientos se desbordan. Estoy segura que cuando se soplaron las velas de un lado del mundo y del otro, el deseo fue el mismo… “soñando con Puerto Rico”. ¡Que bueno es Dios y su amor en cada uno de nosotros!

 
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Como de costumbre, otras limpiaron la cocina, fregaron los trastes y prepararon el café por mí. Los hombres conversaron, tomaron té hasta el cansancio, las chicas hicieron lo propio apostando a la afinidad que agraciadamente se dio entre todas ellas. Después del café y la entrega de regalitos nos despedimos de besos y abrazos con planes de irnos todos de pasadía al parque de piedra en algún momento de este mes o el siguiente, In shaa Allah!!! Reem y Faraj se quedaron una hora más. Wafá, Ahmad y en especial el pequeño Kamal jugaron y rieron hasta el cansancio en la piscina de globos improvisada en pleno salón de damas.

 

“¿Kamal, cuál es el mejor cumpleaños del mundo?”, le preguntaron. “¡El de “ameme Aziza!”, contestaba a la vez que se llevaba dos bolsas de "balunas". “Estoy muy feliz hoy, lo estaré mañana y los siguientes días  por este cumpleaños”, decía Wafaa. Mientras Ahmad me felicitó, contadas, unas cinco veces porque lo estaba pasando muy divertido. ¡Carajo! De eso se trataba. ¡Misión cumplida!

 


Este año apenas está comenzando, yo acabo de cumplir 42 y estoy convencida de que mientras haya vida, aun cuando nos falte todo, lo que sea, incluso la salud, Dios está con nosotros, nunca nos abandona y siempre nos capacita para que vivamos de forma intensa, en grande y con abundancia de todo lo que nace y crece desde el amor. No olvidemos que “somos más poderosos que las circunstancias” y siempre podemos en Dios y el amor que nos fortalecen.

 

*Muchísimas gracias a todos los familiares, amigos, ex compañeros de trabajo, escuela, conocidos y queridos lectores que tomaron de su tiempo y me felicitaron por “Facebook”. Espero que Dios multiplique todo ese cariño y bondad en ustedes y sus seres queridos. ¡Gracias por tanto sentimiento hecho palabras! Dentro de un ratito comparto algunas de las fotos del cumpleaños: Libia-Puerto Rico.

23 comentarios:

  1. He llorado de alegría al leerte tan felíz! Abrazote fuerte desde la distancia pero con mucho amor y buenas vibras!

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  2. Hermoso...felicidades y que Dios los guarde!!!

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  3. Tremendo! Me alegra tu felicidad, muchas bendiciones.

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  4. Me has sacado lágrimas, eres una hermosa persona, de eso no hay duda. Gracias por compartir tanta sabiduría con tus lectores, dan ánimo tus palabras, regalan sonrisas y amor del bueno, ese que nos regala Dios. Un fuerte abrazo de una puertorriqueña en España y extrañando su tierra al igual que tú. Ánimo, sigue adelante con la cercanía que te permite ver todo con ojos y corazón llenos de esperanza.

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    1. Gracias por tus palabras y sentimientos Mónica. Esperemos que muy pronto ambas podamos visitar la patria. ¡Un abrazo!

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  5. Que bueno que disfrutaron tu cumpleanos Un respiro muy saludable en ese espacio-tiempo

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  6. Mil felicidades, que bueno que se te dio tu fiesta de cumpleanos. En hora buena!!

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  7. Me alegra mucho lo hayas disfrutado, Si Dios Es contigo quien contra Ti! Dios te continue bendiciendo!!

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  8. Que bonito detalle de tu familia :') Muxhas Felicidades y Bendiciones infinitas!

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  9. La celebración de tu cumpleaños fue más que una celebración de la vida; fue un verdadero acto de valentía. ¡Feliz Cumpleaños! Muchas bendiciones para ti y tu familia. Gracias por compartir tus experiencias. No sabes cuánto aprendo leyendo tus relatos.

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    1. Que bueno que te gusten los relatos María. ¡Gracias y bendiciones!

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  10. Muchas felicidades,que Dios te colme de bendiciones,mucha salud y sobre todo mucho amor. Tienes una hermosa familia y amigos extraordinarios,además de tus seguidores.

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  11. Siiiiii y muy importante... ¡Los seguidores! ¡Gracias!

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  12. Qué hermosa celebración, con ese heppay birthday cantado en dos continentes a la vez!

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