Aunque el denominador común predominante
es la cultura árabe y la religión musulmana, vivo en un edificio realmente multicultural.
Resulta que a uno de los dos apartamentos vacíos del primer piso se ha mudado
una familia marroquí. Ya saben que los demás son sirios, palestinos y como la
cereza del pastel, esta boricua que está aquí, “la hija de Edwin y Santa”.
¡ja,ja,ja!
Me parece lamentable que viviendo
en Libia, no tengamos muchas oportunidades de compartir con libios. ¡De todo lo
que nos priva la segregación! Es una verdadera lástima.
Aun así y volviendo a la
cotidianidad del edificio donde vivo hace cuatro meses, mencionaré dos cosas que
llaman mi atención.
La primera es cuando a la hora de
preparar el almuerzo, desde el primer piso hasta el cuarto, rebasando los lindes
de la azotea, se cuelan por las ventanas abiertas los aromas y sonidos de las
cocinas. En ocasiones huele a las especias que van concediendo sus bondades a
las salsas o caldos que se cuecen a fuego lento en las cazuelas o en el tajín. Incluso,
puedo distinguir cuando alguna de mis vecinas está macerando los ingredientes,
friendo en aceite caliente o golpeando los cucharones en el filo del caldero a
fin de despegar los granos adheridos tras haber removido el arroz. Algunas
veces parece que competimos por ser quien más ruido hace en la cocina. ¡Me encanta!
La segunda es una disonancia absoluta
que me lleva de lo más dulce a lo insufriblemente amargo. Hoy mismo, mientras
cocinaba, escuchaba como una voz suave y femenina explicaba en francés y con
dulzura algo a un niño que insistía en formular preguntas. En contraste y desde
más arriba, escuché como una mujer en total histeria le llamaba en árabe repetidas
veces a otro niño “hayawan” (animal).
Son los aromas y sonidos, las
vivencias, que se lían en el “manour” y llegan a mí a través de la ventana. Es la cotidianidad desde
mi cocina.
Fotos del “manour”:
-Presionen sobre las imágenes para agrandarlas-
Aunque vivo en un segundo piso, tengo "manour" al lado izquierdo. Sucede que en el apartamento del primer piso, justo bajo mi apartamento, decidieron techar el "manour" en concreto, lo que significó un suelo a nivel del apartamento que alquilamos. La ventana de mi habitación (dormitorio) y las otras dos correspondientes al baño dan al "manour". Igualmente el hueco del foso conecta las ventanas de dormitorios y baños de los apartamentos ubicados en el extremo izquierdo del edificio. El "manour" se puede utilizar para tender ropa al sol, hacer barbacoas y convertirlo en un patio o terraza. Es de uso exclusivo del apartamento que esté en el mismo nivel.
Foso del lado derecho, el "manour" se encuentra en el primer piso. A diferencia del otro, aquí conectan las ventanas de las cocinas de todos los apartamentos y baños de los ubicados al extremo derecho.
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