domingo, 24 de mayo de 2015

Soltando al gordo: Un chisme cultural


Foto: americanbedu.com
 
 
Llámele chisme, bochinche o cotilleo, el asunto es que aunque se supone que no, lo cierto es que nos une, nos mueve y nos entretiene.

 

Vi caritas y nombres que nunca comentan, pero hoy lo hicieron. Yo misma que prefiero escribir hasta estuve coqueteando con la idea de un audio, lo ameritaba, pero ustedes, ustedes se botaron. Tremendas disertaciones exponiendo su filosofía personal de lo que es el chisme para cada una. ¡Y lo convincentes que se leían! ¡Tremendo! Hasta consenso hubo, que ya saben que entre puertorriqueños y latinos en general es un asunto difícil de lograr. ¡Increíble!

 

Bueno, no sé cuánta expectativa he creado afirmando que el chisme es gordo. ¡Tan revoltosa! Y quizás para las lectoras vinculadas a la cultura árabe no es cosa del otro mundo, pero a mí el tema, a pesar de que ya se cumplieron dos años de estar viviendo aquí, me impresiona tanto como de recién llegada. Y es que hasta ahora era una especie de leyenda urbana, nunca había tenido oportunidad de estar cara a cara con los implicados. Fue ponerle rostro a cientos de historias que corren de boca en boca.

 

Ya saben que ayer estuvimos de velorio por la inesperada muerte de la madre de uno de mis concuñados y les comento que “somos tan ‘distintamente iguales’ que la dinámica social del velorio poco difiere de la que acostumbramos en nuestros países latinoamericanos; bodas y velorios suscitan rencuentros entre familiares distanciados y en ocasiones desempolvan una que otra alfombra llena de “secretos familiares” que todos conocen, pero que cierta norma no escrita autoriza a comentarse a ras del suelo para que sólo los implicados no se enteren y sigan descansando en la duda.

 

Si la persona fallecida vivía fuera del país, el velorio tomará tres días, de lo contrario serán siete. Se presentan familiares, amigos, vecinos y conocidos a ofrecer sus condolencias, a acompañar en su dolor a esa persona que sufre la separación física de un ser amado, pero también se va a brindar consuelo, transmitir fortaleza y compartir esperanza.

 

Por lo regular las personas comienzan a llegar desde las 10:00 a.m. hasta las 11:00 p.m. y se les ofrece café negro, al estilo árabe, bien cargado y aromatizado con semillas de cardamomo, también se sirven dátiles con leche fresca y té, que puede ser rojo o verde.

 

Al igual que en las celebraciones, en los funerales mujeres y hombres permanecen segregados sin oportunidad de interactuar sobre todo si son extraños. En esta ocasión  los hombres entraban a la propiedad por el portón principal, pues les daba acceso directo al área del garaje donde habían armado una “jaima” o carpa grandísima donde contaban con todo lo necesario para estar cómodos el tiempo que decidan estar presentes.

 

Las mujeres entraban por el portón principal, atravesando el jardín hasta llegar a la puerta de entrada a la residencia, la misma carpa servía de cortina para evitar el acceso visual entre ambos sexos.

 

Mi esposo como hermano de la dueña de casa puede entrar a la residencia en cualquier momento, pero sin acercarse al salón de visitas donde se encuentran las mujeres. Esta vez, las mujeres fueron recibidas en el salón de visitas para hombres que está dentro de la residencia, es mucho más cómodo que el destinado a mujeres, porque al momento de diseñar el plano, mi cuñada le incluyó al salón de mujeres un baño privado quedando más agosto.

 

Mis sobrinas y cuñada vinieron a mi encuentro, estaban tranquilas, yo continué hasta el interior, donde alcancé a ver el salón de visitas con varias mujeres. Entré al dormitorio de las niñas, donde acomodé mi cartera, mi “Jiljab”, pero no mi “hijab” pues aunque estaría entre mujeres, si algún hombre relacionado a la familia, pero que no comparta vinculo de sangre entra, toda mujer que no sea su madre, esposa, hija, nieta o nuera, debe estar cubierta como el código social de vestimenta libia y musulmán lo entiende correcto y aceptable. Si mi concuñado entra debo tener el cabello cubierto, otro ejemplo puede ser el momento en que Marido me llamó para presentarme un primo de su padre.

 

Una vez estuve lista entré al salón donde se encontraban reunidas las mujeres, eran ocho en total, contando a mi cuñada. “As Salam Aleikum”, saludé al entrar. ”Wa Aleikum Salam!”, contestaron las mujeres mientras yo iniciaba el ritual de los besos, ya saben, cuatro beso a cada una de las presentes intercalando mejillas. ¡Agotador!

 

Me senté junto a mi cuñada, mientras las niñas entraban con bandejas de dátiles y vasitos de leche para ofrecerle a las mujeres que conversaban entre ellas de lo más animadas. Todas vestidas de negro de pies a cabeza; abayas, medias y hijab, algunas incluso con guantes. Nada de maquillaje o perfume, incluso algunas estaban sin prendas.

 

Mi cuñada me presentó, aunque ya todos saben que su único hermano se casó con una extranjera, claro no es lo mismo que te lo cuenten a tenerla de frente y poder dar fe de lo que sea necesario cuando, quizás en otro velorio alguien ponga el tema.

 

Saben que hablo un inglés de primera necesidad y un árabe de primeros auxilios, aun así, ya a veinticuatro meses de estar viviendo aquí, puedo comprender algunas palabras, frases y saber de qué va la conversación. Bueno, si ya hasta mis vecinas me ocupan para mensajería dentro del edificio. Así que entendí cuando interrogaban a mi cuñada Fatin, que es muy poco, casi nada, lo que puede comprender o hablar en inglés pero durante todo este tiempo nos hemos entendido.

 

Pude comprender cuando le preguntaban a Fatin por qué si llevo dos años en Libia no hablo árabe, es la pregunta de todos, y sin permitir que Fatin intentase traducir le pedí les dijera que su hermano, quien es un excelentísimo esposo, ha resultado pésimo maestro con muy poca o ninguna paciencia para enseñar. Todas rieron y una de ellas, la más delgadita de ojos azules dijo en inglés, que además el árabe era un idioma muy complicado, mi cuñada le dijo, que más complicado que el inglés imposible, entonces les aclaré que mi primer idioma es el español y todas se maravillaron, dos  de ellas a coro aseguraron que el español sí que era difícil y una que no había abierto la boca hasta entonces, comentó que no era tan difícil porque era parecido al italiano y en libia en tiempos de coloniaje se hablaba italiano y aún hoy día algunas palabras siguen en uso.

 

Es la dinámica de siempre, se abre la ronda de preguntas y respuestas, tipo entrevista, donde me siento como la invitada especial en el programa “Ahora podemos hablar”. Pero como lo que es igual no es ventaja, yo soy receptiva a las preguntas, contesto lo que deba y quiera, porque luego me toca a mí, pues comprendo que el interés en conocer de nuestras costumbres y estilos de vida tan “diferentemente iguales” es mutuo. En estos dos años, Sólo en dos ocasiones percibí que no había buena voluntad en el interés de mis interlocutoras y corté la comunicación de inmediato. La mala voluntad suele ser tan perceptible como la buena, y uno tiene el deber de ponerse a salvo, de no caer en juegos peligrosamente estúpidos. Si hay buena fe y el respeto mutuo permea a pesar de las diferencias, la diversidad siempre nutre en ambas direcciones.

 

En fin, que me tocó el turno y lo único que se me ocurrió para romper el hielo fue preguntar si todas eran palestinas. Resultó ser que había sirias, libias y por supuesto, palestinas. Cada una identificó su nacionalidad y la de los esposos, definitivamente era un festival de matrimonios multiculturales, mencionaron que los esposos eran unos libios, otros sirios y palestinos, pero la mujer sentada junto a mi cuñada no prestó atención al tema, al menos eso me pareció, y la delgadita de ojos azules, la que hablaba un poco de inglés, miraba a mi cuñada con insistencia. Entonces les pregunté directamente a ellas, bueno  esa era mi intención cuando a mitad de pregunta sentí como el dedo de mi cuñada me barrenaba el muslo izquierdo, la miré sin disimular mi asombro y confusión y ella me enfocó  como hacen los lentes fotográficos en “zoom”. ¡Quedé pa’ dentro! Como dice mi amigo Patricio, el chileno.

 

Fatin, mi cuñada, cambió el tema y una mujer sentada a mitad de salón le dijo a la que estaba sentada al extremo derecho -la palestina delgada de ojos azules- y a la sentada junto a mi cuñada (extremo izquierdo) que se despidieran, que volverían en la noche. Intercambiamos bendiciones y las tres palestinas salieron de la habitación sin hablarse, siendo las últimas en despedirse.

 

Marido andaba comparando algunas cosas que se necesitaban, así que mi cuñada y yo comenzamos a preparar el almuerzo, que se suele servir en privado, sólo los miembros de la familia, o con los que estén al momento si son pocos y bastante allegados, en cuyo caso se comerá con hombres y mujeres separados en sus respectivos lugares de reunión.

 

Estando en la cocina mi cuñada me pregunta si no me imagino por qué no me dejó preguntar en el salón de visitas. Le dije que no, pero que me dolía el muslo, nos reímos a carcajadas. “¿Te cuento?” pregunta con cara pícara y tono de chismorreo. Y yo que no puedo negar me mataba la curiosidad, divisé una bandeja de semillas en la pequeña mesa de cocina y…  ¡A comer semillas! Mi cuñada casi se desarma de la risa. Y es que como dato curioso cuando vean a las mujeres árabes reunidas comiendo semillas de girasol o calabazas, den por seguro que el chisme es gordo, gordísimo.

 

Pues resulta… y es aquí donde se confita el aspecto “cultural”  con el chisme o viceversa, que de nueve mujeres que estábamos presentes en el salón de visitas, todas casadas, tres son esposas de libios, otras tres de palestinos y dos de sirios.

 

Me cuenta mi cuñada que la mujer sentada a su lado y la de ojos azules al otro extremo, son esposas del mismo hombre. De momento me confundí y ella me especificó; la primera y la segunda esposa de un mismo hombre, palestino. Cuando procesé la información le pregunté por qué si todas son musulmanas evitaron el tema cuando se supone sea algo aceptado entre todas ellas. Me explicó mi cuñada y ya luego Marido me explicó con detenimiento, que efectivamente es algo religiosamente aceptado, pero no en lo que respecta a la idiosincrasia  de muchos pueblos arabizados e islamizados. Cierto que la religión permite, pero muchos países musulmanes lo han prohibido e incluso la misma religión toma en cuenta un sinnúmero de condiciones. “Entre palestinos no es muy común, así que no es del agrado de nadie reseñarlo.” Dijo Marido.

 

El chisme cultural…

 

Ellos son palestinos provenientes del Líbano, llegaron por las oportunidades de empleo no especializado que había disponible antes de la revolución libia. Se instalaron en Bengasi donde compraron un terreno y construyeron una casa de dos pisos, en el primero acomodaron la familia del hombre.

 

Para entonces el matrimonio tenía cuatro hijos y la mujer (la delgadita de ojos azules) se fue con ellos de viaje al Líbano a visitar la familia. Cuando llegó el momento de regresar llamó al esposo y le notificó que había decidido no regresar, pues Libia no era país para mujeres extranjeras, que estaba cansada de vivir con tantas restricciones y que prefería Líbano, donde además de tener familia era un país menos tradicional.

 

El hombre le dijo que regresara, que aquí en Libia tenían casa y trabajo y que no estaba dispuesto a regresar al Líbano a empezar en cero y viviendo de la caridad de los familiares de la mujer. La esposa  fue firme en su deseo de permanecer en Líbano, pero buscando la manera de presionarlo a fin de que accediera a regresarse al Líbano, le envió devuelta a Libia, sus cuatro hijos.

 

Cuenta mi cuñada que el hombre se estaba volviendo loco con los cuatro niños  a cargo y comenzó a llamar a la mujer sin descanso. Se manipulaban y presionaban por igual. Ya habían pasado ocho largos y desesperantes meses cuando el hombre llamó a la mujer con un ultimátum; “Si no regresas me caso, me busco una segunda esposa”. La mujer pensó que el hombre sólo buscaba ´presionarla como tantas veces, y no le creyó, pensando que pronto se reunirían en el Líbano.

 

Al cabo de un mes alguien  de la familia del esposo la llamó para ponerla sobre aviso; “tu esposo se ha comprometido en matrimonio”. Lo que antes había sido imposible en ocho meses, se logró en dos días, la mujer arribó a Libia a reclamar lo que entendía como suyo, es decir, casa, hijos y esposo. Pero ya era tarde, cuando llegó vio que su esposo había dividido el segundo piso en dos apartamentos y que había ropa tendida en uno de los balcones.

 

La mujer entró en cólera y las hermanas del esposo -quienes viven el primer piso- no le permitieron acceso al segundo, hasta que el esposo llegara. Una vez se dio el encuentro a puros gritos y reclamos, el esposo le confesó que se había casado, porque no podía hacerse cargo de cuatro hijos y además necesitaba una mujer.

 

La mujer exigió conocer a la segunda esposa y para evitar que la impresión fuese aún más fuerte, le confesaron que se trataba de la prima hermana del hombre, una con quien lo habían comprometido desde niño y que él había rechazado cuando la conoció a ella, la misma que años después la familia del hombre había ayudado a  instalarse en Libia junto a su familia, es decir los tíos del esposo (recuerden que entre árabes y musulmanes está aceptado el matrimonio entre primos hermanos).

 

No fue mucho lo que la mujer pudo hacer, tenía dos opciones, aceptaba compartir el esposo y el segundo piso con quien había sido el fantasma de su matrimonio o se divorciaba perdiéndolo todo y se regresaba al Líbano sola.

 

La mujer decidió quedarse, tiene casa, hijos y esposo, pero perdió el estatus de “primera esposa” porque la familia del esposo (las hermanas y la madre que viven en el primer piso) la acusan de haberlo abandonado junto a los hijos y porque la segunda esposa es la prima, con la que crecieron y a la que desde el principio habían elegido como esposa para el hijo, el hermano.

 

Yo quedé impresionada con la historia. Realmente no está fácil de digerir. Recordé a la tercera mujer y pregunté quien era. Pues me cuenta mi cuñada que es una de las hermanas del hombre, que aunque no vive en la misma casa, vive con su esposo e hijos en un terreno aledaño y que es la que siempre anda con ellas a petición de su hermano, hace de “referí”, evita que sus mujeres se maten.

 

¡Qué fuerte! Era lo único que podía expresar porque intentaba imaginar toda la situación, desde la posición de cada una y realmente me era y es imposible intentar ponerme los zapatos de cualquiera de ellas. Cuando lo miro desde la estructura social y la tradición religiosa puedo comprender algunos aspectos e incluso respetar los motivos y decisión de cada una, pero me es imposible compartirlos.

 

Le pregunto a mi cuñada si podría ocupar el lugar de cualquiera de ellas y dice que definitivamente, al igual que la mayoría de las mujeres que conoce, ella no podría y que nunca estaría dispuesta a compartir a su esposo, que antes prefiere divorciarse. Claro que una cosa es decirlo y otra muy distinta vivir como mujer divorciada en una sociedad donde la mujer por sí misma, sin la protección de un hombre, sea esposo, padre, hermano o hijo no tiene espacio.

 

Como les dije, es un asunto típico para las vinculadas a la cultura árabe, pero a mí estas historias me siguen impresionando.

 

De camino a casa mientras marido manejaba…

 

-¡Oye! ¿El primo de tu papá  te hizo algún comentario?

-Si. Me dijo que debería avergonzarme por no haber sido responsable y haberte enseñado árabe y  hacerte conocer la religión.

- ¡Me imagino!

-No, no te imaginas. Él quería comprometerme con una de sus hijas, cuando supo que me casé con una extranjera, le reclamó a mi padre. Pero ya sabía de ti, has compartido con su esposa en tres ocasiones en diferentes actividades y posiblemente con sus hijas.

-¿Todas casadas? Pregunté sosita.

-¡Sí habibty! Todas casadas.

A Marido le dio un ataque de risa porque cayó en cuenta de la similitud con el caso de las vecinas de su hermana.
 
 -Los blogs se alimentan de la participación de sus lectores, no olvides comentar el relato aquí mismo bajo la lectura. ¡Gracias!-
 
© 2015. Daritza Rodríguez-Arroyo. Todos los derechos. 


 

14 comentarios:

  1. No pude comer semillas... pero me enteré de todo... Muy interesante!!! Y sobretodo, cultural... 😊👍

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  2. No pude comer semillas... pero me enteré de todo... Muy interesante!!! Y sobretodo, cultural... 😊👍

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  3. Jalajajaja amo tus relatos, todo un drama familiar y cultural

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. OMG nena pero este si estuvo bueno jajajajaja... un chiste o dos al año no hace daño asi que no me.molesta si de vez en cuando intervambias informacion valiosa como esta jajaja.. en fin no se porq presentia que algo con "enamoradas, interesadas, impuestas" o como le quieran llamar de marido iba a salir a la luz jajaajjaja... oye y tu cuñada no te habia contado esa te la debe ajjajajaj

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  6. Mas o menos igual que aca, solo que aqui le dicen chilla y esta escondida.

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  7. Jajaja!! Interesante el chisme pero el final me hizó reir " todas casadas???? Ay Aziza !! Pero sabes que ? En el caso dl chisme cultural aqui hay un refran Muy Bueno y puertorriqueñisimo " el que se va pá melilla pierde la silla" .

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  8. Se me para cada pelito cuando leo esto.....me pongo como los gatos cuando van a atacar......En este caso ya ella tenia sus hijos y sabia el riesgo que corria. Por esto es BIEN IMPORTANTE conversar todos los pro o cons con los que en la vida pueda una enfrentar....En el caso de ellos pues todos son de alla y estoy segura que ella intento todo por no tener que ir a Libia....que al final de cuentas tenia razon pues mira ahora la situacion de Libia. No se si el sigue trabajando o esta en la misma situation que otros que has comentado...pero YO no vuelvo con el ....pero como tu dices la situacion de ellas como divorciadas no es facil.....pero tampoco lidiar con LA OTRA .....que dificil situacion.....Pero gracias por el gordo, no tenia semillas pero comi datiles con leche.....jijijiji

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    1. Yo no estoy dispuesta a compartir un esposo sea bajo el mismo techo o por separado, pero estando aquí se puede llegar a comprender el porqué algunas mujeres terminan aceptandolo. Y como bien dices, es una situación cmpleja, hay que ponerse en sus zapatos tomando en cuenta la estructura social en la que viven.

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  9. Situación difícil, pero hay que entenderlo. Tu pregunta a Marido sobre si eran casadas, cómico, pero necesaria. Bendiciones para ambos y es un placer siempre leer sus relatos.

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  10. Muy interesante esta historia, que fuerte yo tampoco compartiría mi esposo, pero culturalmente es bien difícil para ella quedarse sin nada mucho menos sin sus hijos..�� Gracias por compartir esta historia. Bendiciones.

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