jueves, 9 de abril de 2015

Friday Getaway: Tolmeita

 

 
Pues ya se cumplen tres semanas desde que Marido transporta a una de sus hermanas solteras de su casa al trabajo y del trabajo a la casa, seis días a la semana. Ella trabaja en un salón de belleza, entre 9:00 a.m. y 6:00 p.m. Marido se va a las 8:00 a.m. y regresa como a eso de las 10:00 a.m. Luego vuelve a salir a eso de las 5:00 p.m. y regresa a casa  a eso de las 8:00 p.m.
 
Con la mayoría de las vías alternas cerradas, todo el tráfico se concentra en la vía principal desde la ciudad hasta el barrio donde vive la familia a las afueras de la ciudad. Ahora uno de sus cuñados le ha pedido de favor, que algunos días a la semana busque a las niñas a una escuela que queda a una hora de donde vivimos. Como en Bengasi aún no abren las escuelas, las matricularon en otra ciudad. En ese caso, prácticamente no nos vemos.
 
Esto ha significado el que yo lleve casi el mismo tiempo sin salir de casa, a excepción de una visita al supermercado. Claro que esto es preferible a tenerlo trabajando en el desierto, ya va para cuatro meses sin tener que trabajar en las plantas del Sahara.
 
Es compleja la dinámica cuando se ha nacido con la responsabilidad cultural de, por ser el único varón entre los hijos- ser el responsable de los padres y las hermanas solteras tanto en el aspecto económico, como social y todo lo que se puedan imaginar.
 
Apuesto que nunca lo han pensado, pero les digo que es difícil ser hombre en una sociedad árabe-musulmana tradicional. Visto de este modo, aquí la mujer vive, por mucho, más relajada que el hombre, su única responsabilidad es llevar la casa y dedicarse a sus hijos. Y ojo, que cuando digo ‘única’ no es en ánimo de menospreciarla, es que no se le suman otras responsabilidades, como es el caso de las mujeres occidentales que además de la casa y los hijos también deben cumplir con responsabilidades profesionales fuera del hogar.
 
Es una cuestión de roles, que viviendo aquí, estando integrada, ya no se ve como desde afuera. Hay que verlo desde las complejidades de las estructuras sociales. Aquí muchas mujeres trabajan, pero una vez deciden comprometerse en matrimonio, sus prioridades cambian. Dicho por muchas de ellas.
 
“Fui a la universidad y trabajé, pero mi deseo desde niña fue el de conformar un hogar y tener una familia. Preferí dedicarme a ello, cumplir mi anhelo. Mi madre crió sus hijos, ahora está mayor, debe descansar, sentirse atendida y acompañada. No está para criar otra vez; tuve madre y quiero que mis hijos también la tengan, para eso me casé y engendré. Mis hijos me tienen a mí, no delego esa responsabilidad en nadie y no tengo porque sentirme no realizada u oprimida.”
 
Antes, al escuchar las declaraciones de la esposa de un amigo de mi esposo –una pareja joven con dos niños, ambos contables titulados- hubiese tenido algunos “sí, pero…”, pero como dije, viviendo aquí, puedo entenderlo y hasta estar totalmente de acuerdo.
 
Insisto, paralelo al aspecto cultural hay que tomar en cuenta la estructura social, una estructura que no da espacio a mujeres solteras y en este punto no puedo negar mi desacuerdo, pero esto no me impide entender e incluso respetarlo, sobre todo cuando la mayoría de las mujeres expresan sentirse cómodas y no querer cambiar las cosas. Así han crecido, son lo que aprendieron e insisten en perpetuarlo, no todas, pero por lo que he visto quienes así piensan conforman una mayoría.
 
“Los hombres son responsables de toda la familia, sobre todo de las mujeres, deben ser proveedores en todo el sentido de la palabra, deben cubrir las necedades de todo tipo y sobre todo protegernos. Yo completé mis estudios universitarios, supe lo que es trabajar, ganar mi dinero y no depender económicamente de nadie. Ahora vivo en una casa que mi esposo construyó para mí antes de casarnos, no me falta nada. Tengo mi oro, mi esposo me da dinero para mis gastos personales, vamos de paseo, no está mucho en la casa porque es el que trabaja, pero es buen padre. ¿Crees que me siento mal por todo esto? ¡Soy bendecida!”. Añadió la joven madre.
 
En la estructura social occidental donde padre y madre comparten roles y comúnmente ambos trabajan no siempre será posible decidir quedarse en casa con los niños y vivir con un solo sueldo. Algunas mujeres posponen o renuncian a sus metas y proyectos profesionales y deciden dedicarse a los hijos y aunque lo hacen con amor, una parte de ellas, de alguna manera, resienten la renuncia. Pero la mayoría, quienes no tienen otra opción, salen a trabajar diariamente, e igualmente una parte de ellas desearía poder quedarse en casa, criando a los hijos.
 
De este lado se vive el otro extremo, culturalmente las mujeres han crecido con el ideal inculcado de que la meta, ese gran proyecto de vida se basa en la familia, en su maternidad, así que el dedicarse a una carrera profesional sería renunciar a lo que entienden es su prioridad y anhelo.
 
Claro que hay mujeres árabes musulmanas que prefieren destacarse en el campo laboral y lo hacen, depende del país donde han crecido y los valores o la visión de la familia, pero en los países más tradicionales no son la norma.
 
En mi opinión, ninguno de los dos escenarios está del todo adecuado o erróneo; me parece que es una cuestión muy personal que las mujeres en ambos lados deben atender buscando el bienestar de ellas y sus familias. Pero quienes definitivamente no tienen opciones dentro de esta estructura social árabe-musulmana-tradicional son los hombres y que quede claro, que de ninguna manera los estoy martirizando, miren que privilegios les sobran.
 
En fin, que mañana, un poco cansados del enclaustramiento, la dinámica de las visitas, el supermercado y -en el caso de él- el andar de taxista de todos,  nos vamos de paseo. Sólo Marido y yo; dice que necesitamos respirar aire puro, tomar el sol, estar juntos y relajarnos fuera de casa.
 
No hay muchas opciones, pero todo apunta a Tolmeita –ya hemos estado-, las ruinas de una antigua ciudad grecorromana a orillas del Mar Mediterráneo a dos horas de Bengasi. Nos gusta explorar las ruinas, caminar por sus calles, adentrarnos en lo que alguna vez fueron aposentos, templos, plazas, hasta baños públicos al estilo romano e imaginarnos cómo transcurría la vida hace tantos siglos atrás allí mismo donde ahora pisamos. Ya les contaré. ¡Tolmeita!
 
 
Enlace sobre Tolmeita:
http://translate.google.com.ly/translate?hl=es&sl=en&u=https://www.temehu.com/Cities_sites/Tolmeita.htm&prev=search

1 comentario:

  1. Me parece excelente el relato. Yo hubiera escogido quedarme con mis hijos mejor. Siempre lo he resentido. Hubiera tenido un negocio propio y cuidar de el luego de dejar los niños en su escuela. Pero tuve que trabajar para ayudar a pagar las cosas del hogar. Es como dices, decision propia. No es que me guste estar en la casa porque soy imperactiva pero si estar con mis hijos lo mas posible. Ya no hay vuelta atras pero hubiera sido mi deseo. Criarlos yo no una Nana. Nunca se los deje a mi madre porque ya ella crio y merece descanso (solo en caso de extrema urgencia).

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