sábado, 14 de febrero de 2015

Abrir la brecha


Pues para que vean, y justo de lo que le hablaba los otros días. ¿Que viene visita? Eso del “¡Ay! No sé qué ponerme” y lo del “bad day hair” para comí  son cosa del pasado. Cuando llegué a este país odiaba las “abayas” y envolverme en el “hijab” era toda una odisea. Pero como el que sobrevive es quien se adapta mejor al cambio y no quien se resiste, aquí estoy; veintidós meses después amando las “abayas” y el “hijab”, después de darme la oportunidad de conocer sus atributos y virtudes. Me disculpan las musulmanas, porque estoy tratando el tema desde el punto de vista de la conveniencia y no desde el religioso.

 


En fin, que vienen Nana, Mohammad y los tres nenes; Marido y Mohammad verán un vídeo promocional de Puerto Rico que dura poco más de una hora –regalo que le envió a mi esposo, mi gran amigo del alma, Patricio Bravo Kirsinger, chileno- mientras Nana y yo intentaremos comenzar a trabajar lo que será su blog de cocina árabe.

 

Mi amiga es palestina, esposa, madre y maestra de profesión. Trabajó hasta que estalló la revolución libia en el año 2011. Actualmente vive como vivimos todas las mujeres extranjeras en este país, enclaustradas en nuestros apartamentos. En su caso, cuida con mucho amor de sus tres niños y les cuento, es una mujer dulce, soñadora y talentosa. Tiene deseos de hacer tantas y tantas cosas. En mi visita me leyó sus poemas –tan intensos- mientras estábamos en la cocina, donde desde que está en casa da rienda suelta a sus habilidades y creatividad culinaria. Nana precisa urgentemente atenderse, dedicarse tiempo, expresar y compartir todo lo bueno que hay en ella. Mi amiga necesita desde donde está ahora y con lo poco o mucho que cuente, imponerse a sus circunstancias. Le contaba a mi esposo y me propuso que la invitara, que la ayudara. ¿Cómo no amarlo? Bueno, pues hoy intentaremos dar ese primer paso, abrir la brecha. Les dejo, porque Nana llegará en cualquier momento. ¡Vienen bajando la escalera! Luego les cuento.
 
Continuación:
15-02-2015
 
 
Llegaron, Nana (su verdadero nombre es “Nada” que en árabe significa, generosidad) cargando con un oso de peluche de color “rojo San Valentín” para mí y con el más pequeño de sus hijos, Sofian (significa tormenta de arena o quien va con prisa) de 2 años de edad. Mohammad (nombre del profeta), el esposo, cargaba una bandeja de bizcochitos de chocolate en copa, coronados con crema y fresas, confeccionados por Nana, por supuesto. De acompañantes venían, Ziyad (significa crecimiento y progreso) de 6 años y Kosai (pensador) de 3.
 
Tenía pensado servir el té con los dulces de repostería que nos quedaron de mi fiesta de cumpleaños, pues a las 7:30 p.m. ya muchos han cenado. Pero mi esposo se adelantó y preparó la crema batida de café y azúcar que se usa como base de lo que ellos llaman Nescafé –sin importar la marca de café que se esté usando- que si tiene el azúcar necesario y se le agrega la leche hervida adquiere un sabor divino a caramelo sin necesidad de utilizar saborizantes artificiales. Aquí todos son expertos en ello, incluido Marido.
 
Serví el café con los bizcochitos en copas que trajeron ellos y una vez servidos y entretenidos los maridos y los niños, Nana y yo nos acomodamos en la mesa comedor para iniciar nuestro proyecto. Bastó con abrir la página de “Google” para que lo más temido sucediera… ¡Cataplún! Corte de electricidad. ¡Que rabia!
 
Nos quedamos conversando y de vez en cuando yo rabiaba y era Nana la que me pasaba la mano por la espalda diciéndome que no me preocupara, que era excelente pues tendríamos una muy buena excusa para volver a compartir. Me leyó los poemas que diariamente registra en un grupo en Internet, desde su celular. ¡Carajo que intensos! Dice que le gustaría dar a conocer sus poemas en un blog de poesía, o de intercalarlos con las recetas. ¡Ya veremos!
 
Ya luego nos juntamos con los Maridos y los niños que nacieron con baterías inagotables. Ahora la entiendo cuando me dice; “Aziza, si Dios no te permite tener hijos, no te preocupes, disfruta tu vida junto a tu esposo”.  Pero también entiendo que para los niños no es fácil vivir una vida entera entre cuatro paredes en un cuarto piso, sin ir a la escuela o poder salir a la calle y jugar con la veintena de niños que también viven en esta esquina y salen a jugar diariamente.
 
Le pregunté hace unos días a mi esposo, por qué los niños de este edificio nunca salen a jugar. Me explicó que muchos de los niños libios no les permiten jugar y si insisten, aunque no sea con ellos, los golpean para que no vuelvan.
 
-¿Cuándo te trajeron a Libia de pequeño era diferente? ¿Salías a jugar? Le pregunté.
-Al principio no, vivía como ellos, encerrado, pero para entonces estaba Akram, mi hermano mayor (desaparecido en Madrid, España para 1990), quien era cinco años mayor que yo- salíamos juntos, nos defendíamos mutuamente y si nos pegaban, nosotros contestábamos de igual manera. Era necesario desarrollar cierta agresividad si las intenciones de nuestros padres era quedarse para siempre en este país. Contestó Marido.
 
Nana me contó que en una ocasión llegaba de la calle y vio como un grupo de niños tenía rodeado a un niño sirio que vive en el segundo piso de este edificio. Cuando se acercó vio cómo le estaban quitando los zapatos y el niño les suplicaba que no le robaran los zapatos porque su padre se los acababa de comprar. Nana intervino para que lo dejaran en paz, les gritó y advirtió que no volvieran por el edificio. Dice que ese incidente le costó una discusión con el esposo. Le dijo que la próxima vez lo llamara a él pero que no les hablara directamente a los niños, que le evitara problemas.
 
En su hogar están todos tensos, porque su esposo Mohammad ya lleva mucho tiempo desempleado, mi amiga Nana le ruega que busquen la manera de salir de Libia, ella quiere volver a trabajar, tener otra vida, además en Bengasi no hay escuelas operando desde mayo del 2014 y le preocupa la educación de sus hijos. Su familia se regresó a Palestina y a Jordania, sólo le queda un hermano aquí en Bengasi, está convencida de querer irse. El asunto es que Mohammad es apegado a sus padres a pesar de no ser el único hijo varón; dice que mientras sus padres vivan él permanecerá en el país. Su familia, como la de mi esposo son palestinos asentados en Libia durante más de cuatro décadas.
 
Como a eso de las 11:30 p.m. cuando ya los niños estaban dormidos, habíamos comentado la situación del país hasta el cansancio y escuchado música de Gypsy Kings y Mecano en el iPod, vino la luz. Mi esposo salió disparado a calentar la tetera y yo a servir los dulces para acompañar el té. Planificamos que tal vez hoy, si tenemos luz, In shaa Allah!!! Nana venga a eso de las 5:00 o 6:00 p.m. El esposo se resistió un poco, ceo que le aterra la idea de quedarse solo con las tres tormentitas. Me preguntó cuánto tiempo necesitamos, le contesté que mínimo una hora, pero que siendo honesta, se puede convertir en hora y media o dos. Entonces dijo; “en ese caso, Nana viene si tu me envías a Hani al cuarto piso. Nana y o giramos la cabeza en forma simultánea. ¿Objetivo? Hani. Lo miramos con esta única cara de ¡Aryuuuuuuuuuk! (¡Por favooor!) y Marido que sé prefiere estar tomando té y viendo tele, asintió con un movimiento de cabeza. ¡Todo sea por “Nana Queen”! Ese es el seudónimo de nuestra amiga en las redes sociales.
 
Miren que maravilla de postre, no tengo dudas, el blog quedara cheverísimo.

 

 
 
 
 
 
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7 comentarios:

  1. Extender la Mano amiga a quien la necesite Es algo d nuestro yo puertorriqueño y nuestro Ay bendito , q bueno q dentro d las circunstancias la puedas ayudar!! Saludos , ahh y Feliz dia d la Amistad! Un abrazo!

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  2. Que bien que tienen a estass personas y pueden compartir.. ABRAZO!!!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. ¿Por qué Nana escogió el nombre de Sofian? Dado el significado.
    Un niño nacido en Libia, pero de padres Palestinos, sigue teniendo el mismo discrimen, por ejemplo para jugar? Siempre los ven como extranjeros, no importa las generaciones que sus familiares lleven allá.
    Tienes algún plan para intentar un copyright para los poemas y qué no sufran de plagio?

    Por otro lado, a mi me encanta usar pañuelos en el pelo, y he tratado de usarlos y envolverme la cabeza completita, sigo practicando. No creo poder vivir en Libia bajo esas circunstancias tan difíciles ahora mismo, pero creo no se si porque es por que es por eleccion, que si puedo vivir con un hijab, al menos como dices tú que es conveniente en sus momentos.

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    1. En Libia y en otros países los hijos de "padre" extranjero nunca obtienen la ciudadanía, heredan el estatus de su padre y como mucho, algunas veces se le otorga un documento de viaje que prácticamente no sirve de mucho. Esta es la triste realidad de miles de palestinos en algunos países árabes. De alguna manera viven confinados.

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  5. Es importante para nuestra salud emocional y espiritual el compartir con gente de buena vibra. Gente con corazones limpios y de buena voluntad.....Adelante! Disfruta que no hay nada mejor que tener una conversacion inteligente....yo me disfruto sentarme a conversar!

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