sábado, 28 de diciembre de 2013

Entre hombres y mujeres...

 
 


Cuando vives en un país árabe-musulmán te das cuenta de la diferencia en la interacción entre hombres y mujeres según cada cultura. Mi esposo tiene 6 hermanas, tres casadas  y tres solteras, cuando estamos en la calle o en las tiendas he visto que cuando se cruza con alguna mujer siempre baja la vista o la cambia. Una vez fui de visita a  la casa de una amiga libia de una de mis cuñadas y el hijo de esta mujer por iniciativa propia entró al salón para servir de traductor. Muy amable el chico, tendría unos catorce años de edad. Mientras traducía proyectaba su emoción porque estaba practicando su inglés y había sido útil, pero su madre a cada momento le decía que no fuera mal educado y no me mirara directamente a la cara, que bajara la vista. Esto en contraste con la gran mayoría de hombres con los que te topas en el mercado, si vas sola te comen con la mirada, algunos  velan la oportunidad de que tu esposo no este mirando para hacerlo y si se dan cuenta que eres extranjera, la excitación en ellos pareciera ser mayor. Experimentar esto ayuda un poco a entender el porqué muchas mujeres musulmanas deciden cubrir sus rostros, sobre todo las casadas. Lo que no me parece justo y he leído que ha sido planteado por conocedores de El Corán y la ley islámica es que se juzgue a la mujer que no se cubre y se obvie el comportamiento impropio del hombre que mira de forma libidinosa y transgresora, porque ese también está faltando a Dios según la fe islámica.

Por estos lados la situación es tan fuerte que una cadena de televisión ha lanzado una campaña de concienciación donde valiéndose de una dramatización muestran un hombre que observa a una chica que aunque está correctamente vestida e incluso lleva “hijab” cubriendo su cabello, va caminando sola por la calle. El hombre la sigue de cerca piropeándola y haciéndole propuestas; entonces de repente la chica se voltea, lo encara y resulta ser que era su hermana menor. La forma de plantear el tema como un mal social puede parecer interesante o hasta extremo para nosotros los occidentales tomando en cuenta el hecho de que el asecho piropeado a la mujer es algo muy común en nuestros países e incluso confundido con el cortejo, aunque no necesariamente sea del agrado de todos. Ciertamente la interacción entre hombres y mujeres se da de forma distintiva en cada cultura y por estos lares veo que son muchas las ocasiones donde el comportamiento cultural roza significativamente con el religioso. Por otro lado me place ver como una sociedad que hasta ahora ha ganado la fama de ser una que oprime a la mujer, de a poco parece estarse encaminando a cierta transformación a beneficio de ésta. Y ojo, que lamentablemente la opresión, agresión, explotación y violencia en general contra la mujer es un mal que se da a índices elevados tanto en todo el continente americano como también en Europa y no es exclusivo de África, Asia y Oceanía o se limita a los países de la región del Medio Oriente o de religión musulmana. En conclusión, vemos una vez más cómo en cualquier parte del mundo el inculcar valores y la educación en general que se enseña en el hogar sigue siendo la base para la formación de personas de bien, para una mejor sociedad. Se aprende con el ejemplo y este comienza desde el hogar entre los hombres y mujeres de nuestra familia y comunidades.

 
 

 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Relatos cotidianos I

 
 
 
 
20 de diciembre de 2013. Bengasi, Libia.
10:23PM...
Finalmente mi esposo y yo hemos podido intercambiar palabras, fueron sólo 10 minutos, pero suficientes para energizarme el corazón. Ya van 4 días desde que se fue a trabajar a algún punto del Sahara. Ahora solo resta tomarme un rico chocolate caliente y espesito con canela. Es que tengo un frio brutal. Imagínense, tengo puesto 4 pares de medias, una camisilla, dos suéteres, un abrigo súper grueso y tres pantalones tipo pijama. Ya sé que en otros lugares la temperatura está mucho más baja que aquí (48ºF) pero yo soy tan y tan friolenta que aun con todo esto puesto siento los pies y las manos como si fueran paletas de hielo, como si las medias estuviesen mojadas, y eso que duermo con dos cobertores gruesos y pesados. Horita me visitó mi suegra con una de mis cuñadas casada y sus dos nenas; desde que mi esposo se fue hacen 4 días no había visto a nadie. Como es invierno y la mayor parte del tiempo el cielo esta nublado, las horas transcurren lentas y en silencio, con poca o ninguna actividad, a puertas y ventanas cerradas y como la familia de mi esposo no habla inglés, a excepción de una de las hermanas, pues el contacto durante los viajes de mi esposo se reducen bastante, por no decir casi por completo. Pero hoy subieron al segundo piso, trajeron alfombras y cubrieron todo el piso del cuarto y pasillo hasta la entrada del baño para evitar que la losa guarde el frío y yo pueda pasar estos 30 días lo más cómoda posible. Mi suegra siempre me confunde con los cuatro besos corridos intercalando mejillas y bendiciones, además hoy eran cuatro las que me hablaban absolutamente todo en árabe como si yo las entendiera. Yo reacciono como mejor se me ocurre besándolas y abrazándolas a todas y repitiendo la palabra “Shukran” (gracias) cada vez que tengo oportunidad. Me cuenta mi esposo que en el desierto el frío durante las noches de invierno es inclemente, que me extraña mucho; así que no me quiero imaginar cómo debe estar. Dios lo proteja a él y sus compañeros de trabajo.
 
22 de diciembre de 2013. Bengasi, Libia.
6:31PM…
Acaba de visitarme mi suegra. Hablándome en árabe preguntando cómo estoy, que  si he comido, entre otras cosas. Agarró la lata de avena y dice que debo cocinar y no estar comiendo solo avena, que por qué el pan aún no se ha acabado. Entró al cuarto y colocó una frisa adicional sobre la cama, preocupada porque debo estar pasando frio. Apenas pude contestarle en mi intento de árabe un par de cosas muy básicas. De momento me mira, me abraza fuerte y nos echamos a llorar con un sentimiento que parecía ser mutuo, comprendido, solidario, compasivo. No sé cuánto permanecimos así pero le tomé las manos y le besé la frente; ella me dio cuatro besos intercalando mejillas a la vez que se secaba las lágrimas, me echaba mil bendiciones y se despedía. Me quedé recostada del marco de la puerta, secándome las lágrimas también mientras su diminuta y apacible figura envuelta en telas se iba desapareciendo entre las sombras de las escaleras. ¡Que poder el de los abrazos! ¡Que energía capaz de comunicar sin necesidad de palabras y desde lo más profundo del alma! A Dios… ¡Gracias por el amor!
P.D.: Yo cocino y hoy que justo me ha dado por comer avena, ha subido ella. No me cree, como si yo estuviese desnutrida, Jijiji... ¡Bendito! Se ha comportado como una madre. ¡Alhamdulillah!

domingo, 15 de diciembre de 2013

Vivirme la vida (Versión Endi)




Un amigo de Puerto Rico me pregunta que cómo me divierto ahora que vivo en Libia. Quienes me conocen saben que mi salida favorita es la típica salida de ‘Cine y Cena’. Bueno aquí en Libia no hay cines y los restaurantes, casas de té o café y cualquier otro lugar público de reunión son solo para hombres. Los restaurantes más costosos advierten que cuentan con un salón familiar, que estará cubierto de cortinas o ubicado en un segundo piso para que ningún hombre que ande solo pueda ver las mujeres que se encuentran compartiendo con sus esposos o familiares. Pero aquí como en cualquier otro país la diversión favorita de las mujeres es ir de compras. Claro que en un país donde prácticamente no hay opciones de entretenimiento, sobre todo si se es mujer, pues esto de “comprar” toma una relevancia inimaginable. Y es que aquí se compra de todo, para todos e incluso lo que no se necesita. Las mujeres en su mayoría van acompañadas de sus esposos, quienes le compran lo que pidan siempre y cuando este dentro del presupuesto porque aquí no se usan ni cheques, ni tarjetas de crédito. Hay mercados de todo tipo, desde los más populares y tradicionales, como los mercadillos de pasillos angostos y revoltosos, repletos de gente y mercancía que se ven en las películas del Medio Oriente, hasta sofisticadas tiendas especializadas en electrodomésticos, mueblería, tecnología, moda y por supuesto, el concepto del “mall” que ya se ha popularizado por estos lares. Debo hacer la salvedad de que he visto mujeres solas, pero no es muy común, además ese no es mi caso porque la familia palestina de mi esposo es bastante tradicional. Así es como en un día de aburrimiento total en la casa puede surgir la visita al supermercado a comprar víveres que con lo numerosas que son las familias nunca estarán demás, o quizás a una tienda especializada en artículos de cocina, que como la mayoría de los alimentos se preparan en casa siempre hará falta una que otra chuchería para uso diario o para ostentar en ocasión de recibir visitas. Algo que me ha llamado la atención y me ha parecido muy conveniente es la modalidad de una hilera de establecimientos donde todos los locales se concentran en un mismo producto o servicio; por ejemplo piezas para autos o gomeras, puedes conseguir unos 5 locales o una calle entera que se especializa en ello. Así sucede en tiendas con venta exclusivas de maquillajes, zapatos y carteras, trajes de gala, ropa masculina, femenina o de niños, etc. Me parece cheverísimo que una vez estacionas el auto no tengas que moverlo mientras vas comparando calidad y regateando precios. ¡Divino!

La otra diversión es asistir a bodas. Por estos lados el matrimonio es el evento más importante en la vida de cualquier persona (tanto para mujeres como para hombres). Aquí se celebran tantos matrimonios como cumpleaños en nuestros países y por todo lo alto. Cuando son familias adineradas son eventos pomposos que nunca olvidaras, pero si son pobres tampoco porque incluso con limitaciones económicas las familias rentan grandes carpas y cierran la calle. Las celebraciones pueden extenderse por varios días, sobre todo las humildes porque aún conservan los ritos más tradicionales, mientras que la clase pudiente muestra una tendencia a la asimilación de las celebraciones europeas y estadounidenses. Eso sí, las mujeres en un salón y los hombres en otro, y como he contado antes las bodas por estos lares y como diríamos en mi Puerto Rico querido; son motivo para tirarse la tela y botar la casa por la ventana. Ya les he conversado sobre el asunto de las visitas, ya saben, son todo un acontecimiento al cual más vale ir con hambre porque se sirven refrigerios y entremeses de tres a cuatro veces. Si los lazos familiares son bastante cercanos, por ejemplo, cuando visitamos a mis cuñadas casadas, después que yo mantenga mi cabello cubierto con mi ‘hijab’ todos podemos estar en el mismo salón; me refiero a hombres y mujeres de la misma familia, si la visita es a una familia amiga o particular, pues hombres en un salón y mujeres en otros. ¡Ojo! Las casas y apartamentos cumplen con estas especificaciones de sala familiar y salón o salones de visitas.

En mi caso, salgo cuando mi esposo está en Bengasi, además de comprar y visitar a amigos y familiares, también vamos a caminar 2 millas tres días a la semana a un sector llamado Juliana. Allí se puede ver parejas caminando, y la mujer que va caminando sola por el área de ejercicios es porque su esposo o algún hombre de la familia la está esperando en el auto estacionado en un área cercana, a menos que sea una mujer soltera o viuda sin familiares cercanos del sexo masculino. En la mayoría de los países musulmanes de influencia árabe el viernes es un día libre, porque es el día en que se congregan a alabar a Dios y además de realizar la oración o salat del Yumma se escucha el sermón o Jutba en la mezquita. A diferencia de Puerto Rico y otros países, en Libia las mujeres oran en sus casas y solo el hombre asiste a la mezquita, así que una vez mi esposo llega vemos la posibilidad entre quedarnos en casa para compartir con las cuatro sobrinas que dicen que cenar en casa de Tío Hani y Tití Aziza es como cenar en un restaurante o salir de paseo. Los sábados también son días apropiados para el turismo interno, pues ya domingo es inicio de semana, tanto a nivel gubernamental como en el sector privado. Aquí en Libia hay ruinas de importantísimas ciudades antiguas de tiempos en que griegos y romanos anduvieron por estos lares, mi esposo es geólogo de profesión y yo una aventurera, así que este es un paseo que ambos disfrutamos mucho. Para quienes se interesen en el tema les exhorto a buscar información sobre las ciudades de Cirene, Leptis Magna, Sabratha y The Byzantine Cistern in Ptolemais. También hay valles rodeados de montañas rocosas con cuevas (Wadi Al-Kuf) donde antes vivían comunidades enteras y ahora son áreas verdes de esparcimiento donde ni te acuerdas que estas en un país desértico. Todo esto sumado a lo mucho que disfruto la compañía de mi esposo, somos bastante conversadores y a pesar de nuestras diferencias culturales, de pensar y ver el mundo y la vida con ojos diferentes somos muy afines. Solemos reírnos de nosotros mismos, de las cosas que nos pasan y esto es algo que ambos apreciamos. Y bueno, cuando él se va por un mes a trabajar al Sahara, pues no salgo, se compra todo lo necesario para que su familia en el primer piso no tenga que salir y a mí me deja también abastecida de todo lo que se pueda necesitar durante un mes, y en caso de emergencia se llama a los esposos de las cuñadas que viven cerca. Así paso un mes en la casa, escribiendo, atendiendo mi tienda ‘online’ de túnicas y pashminas indias, hablo con mi familia por Skype casi todos los días y en el Facebook me mantengo en contacto con mis amistades y los seguidores del blog a través del mundo. También tengo un televisor pantalla plana con dos recibidores para ver canales de casi todo el planeta, aunque no entienda lo que comunican en la mayor parte de ellos. Estoy disfrutando y aprendiendo mucho de esta experiencia, así que mi diversión favorita en cualquier parte del mundo, es vivirme la vida con lo que tengo y como mejor puedo.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Malfuf Mahshi

 




Malfuf Mahshi (Rollitos rellenos):

Para todas esas seguidoras y seguidores del blog “Los Relatos de Aziza” en el Fan Page de Facebook que estaban pendientes de alguna nueva receta, hoy les comparto otra de mis favoritas y además muy popular entre los amantes de la comida árabe y del Mediterráneo. Se trata de Malfuf Mahshi o rollitos de repollo (col). Esta receta aparte de ser fácil y rápida de confeccionar, contiene ingredientes de uso común en prácticamente cualquier cocina y además es un alimento que podemos conservar en la nevera y tenerlo siempre a la mano tanto para que sirva de plato principal, como para picar entre comidas e incluso como entremeses si nos sorprende alguna visita de último momento o no sabemos que llevar a una reunión de amigos o familiares donde de seguro se sobraran los mismos entremeses de siempre. Bueno, sin más preámbulos vamos a la receta…

 

Ingredientes para el relleno:

1 libra de carne molida magra y cruda, ½ taza de arroz crudo remojado durante 15 minutos y colado, 1 cebolla picada en cubitos extra chicos, 2 cucharadas pequeñas de canela molida, pimentón dulce cantidad a gusto, pimienta negra molida a gusto, sal, comino a gusto, perejil fresco bien picadito, 1 tomate sin semillas picado en cubitos extra chicos (este ingrediente se puede omitir).

Ingredientes para el caldo de tomates:

*Esta receta se puede hacer en dos versiones; con caldo de tomates o la versión básica de menta y limón.

1 Chorrito de aceite de oliva extra virgen, 2 dientes de ajo rallado, perejil fresco picadito, sal y pimienta a gusto, una cucharada grande de pasta de tomate o 1 latita o cajita de tomates majados (si tiene tomates extra maduros en la nevera, hiérvalos, retire la piel, la semilla y májelos, con 2 tomates será más que suficiente) y agua a discreción.

 

Ingredientes restantes:

1 repollo grandote, 2 limones, menta seca o fresca, 4 dientes de ajo picados, aceite oliva y agua.

 

Procedimiento:

Primero combinamos todos los ingredientes del relleno de manera uniforme en un bol y lo apartamos.

 

Luego como se muestra en las fotos con un utensilio adecuado retiramos el corazón del repollo, lo que ayudará a la hora de separar las hojas. Calentamos agua con sal en una olla bastante grande y cuando el agua este hirviendo colocamos nuestro repollo entero al que ya le hemos removido el corazón (también se pueden separar las hojas y colocarlas a hervir individuales pero una sobre la otra). El repollo debe hervir durante unos 4 o 5 minutos, debemos estar pendiente porque con este procedimiento lo que queremos es ablandar las hojas de repollo pero no sobre cocinarlas, pues de quedar muy tiernas se nos romperán cuando tratemos en vano de trabajar con ellas. Por favor sean muy cuidadosos en este punto del procedimiento. Retiramos nuestro repollo y lo dejamos enfriar un poco. *No botar el agua.

*Si están usando relleno congelado que les ha sobrado de una ocasión anterior, aprovechen el hervor del repollo y descongelen su relleno.

Si han decidido hacer la versión con el caldo de tomates, este es el momento indicado para trabajarlo. En un cacerola mediana, vierta un chorrito de aceite de oliva, los ajos rallados hasta que doren un poco, el perejil fresco picado, los tomates majados o la pasta, el agua a su discreción – recuerde que es un caldo espesito, más no una salsa- la sal y la pimienta a gusto. Cuando el caldo alcance el gusto y consistencia deseada, retire del fuego.

 

A este punto el repollo debe estar a una temperatura manejable y deberá comenzar a separar las hojas una por una evitando en lo posible que se rompan, mientras más hojas rompa, menos rollitos podrá disfrutar. Una vez las hojas estén separadas irá trabajándolas una a una. Tal y como se ve en las fotos, se coloca la hoja de repollo en un plato plano y amplio y con un cuchillo se retirará el tallo central de cada una de ellas, como si te quedaran dos alitas en el plato. Ojo, que si las hojas son muy grandes cada una a su vez se podrán cortar a la mitad, dependerá del tamaño que quieras los rollitos. No deseches los tallos que retiraste y tampoco las hojas que se hayan roto, pues las usaremos más adelante.

 

Una vez tengas todas las hojas de repollo listas deberás comenzar a colocar el relleno. Según la foto colocamos poca cantidad de relleno de forma alargada porque no queremos quebrar las hojas y además porque el arroz al cocerse crecerá de tamaño. Trata de que los rollitos queden lo más apretaditos posibles y si hay exceso de hoja en las puntas puedes cortarlas con un cuchillo y colocar el exceso junto con los restos de hojas rotas y tallos.

 

Ahora colocaremos los restos de tallos y hojas en el fondo de nuestra olla que separamos con agua caliente, ya salada. Prendemos el fuego a una temperatura media-baja y sobre la cama de restos de repollo colocamos nuestros hermosos rollitos. Pueden quedar uno sobre otros, pero el agua debe cubrirlos, así que de ser necesario podemos agregar un poco más de agua y solamente si es extremadamente necesario también de sal. Luego vertemos un chorrito de aceite de oliva sobre ellos y dejamos cocer por 35 minutos. A este punto agregamos el jugo puro de dos limones frescos, los ajos picados y las hojas de menta fresca o 2 cucharaditas de menta seca. Dejamos cocer por 10 minutos más.

 

Si se decidió por la versión básica de Malfuf, ya puede servirlos en un molde de cristal vistoso y decorar con rodajas de limón y hojas de menta fresca. Esta versión puede ir acompañada de una ensalada simple de tomates y pepinos en cubos, con aceitunas negras, perejil fresco picado, queso feta, aceite de oliva y limón o muy poco vinagre. Pan tostado con hummus (puré árabe de garbanzos) o con ajo no viene nada mal. Hay quienes hacen un aderezo con yogurt griego sin sabor agregado, donde funden los tomates y pepinos frescos en cubos con una pizca de sal y pimienta y un poco de aceite de oliva.

 

Si por el contrario decidió confeccionar la versión con caldo de tomate, este es el momento de colocar los rollitos en un molde de cristal y verter sobre ellos el caldo de tomates. Esta versión se puede acompañar con la misma sugerencia de ensalada y pan tostado, pero agregando al plato un puré básico de papas.

 

*Bueno espero que se animen con esta receta y la intenten esta misma semana, aparte de práctica es muy saludable, baja en calorías y deliciosa. Esta vez cocí dos repollos y envasé los rollitos para guardarlos en la nevera, hemos comido en tres ocasiones de ellos porque realmente y como decimos en Puerto Rico, son un resuelve a cualquier hora. A ver si esta vez se atreven a publicar fotos de su aventura culinaria con los Malfuf Mahshi en el área de comentarios de este álbum. Como dirían por estos lares Saaja! O sea, ¡Buen Provecho!
 
FOTOS