miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Ya de regreso a Libia!


 
2:50AM: ¡Ya de regreso en Libia! No quiero irme a la cama sin antes saludarlos y dejarle saber que esta  semana vienen relatos nuevos, tanto para Blogger como para la versión del periódico (Endi.com), también voy a publicar más fotos de mi visita a Puerto Rico y a Turquía. Para quienes han pedido o están pendiente a las recetas de cocina, les cuento que hay cuatro en agenda en las categorías de desayuno turco y vegetales rellenos. Mientras tanto les comparto esta reflexión… Nada como ocuparnos de nuestra propia vida; de mantenernos ocupados aprendiendo de cada experiencia, creciendo a cada paso que se da enfocados en nuestras metas, sin perder la capacidad de soñar y amar. Ha sido lindo descubrir que lo más valioso que tengo en esta vida es el amor que soy capaz de dar y recibir, así se trate de los familiares y amigos de siempre como de personas que apenas conozco, con quienes apenas me he cruzado en el camino y a quienes a pesar de saber que posiblemente nunca nos volvamos a ver, ha quedado la certeza de que hemos intercambiado algo lindo, trascendental, que nuestros espíritus de alguna manera a pesar del tiempo, la distancia y el espacio siempre recordaran con el sello de un abrazo de los más apretados, con esas sonrisas espontaneas y sinceras que confabulan con la mirada para decir más que con palabras y en ocasiones, con esa lágrima que no se puede contener y deja al descubierto la intensidad de la emoción con la que se está viviendo el momento. ¡Qué lindo ha sido darme cuenta que al terminar mis vacaciones no he lamentado tener que regresar a mi realidad! Amo mi vida con todos y todo lo que la compone… estoy reconciliada y en paz conmigo misma. ¡Dios es grande! <Allahu Akbar> PD: Hora de acurrucarse que en Bengasi esta noche tenemos temperatura de 63°F y eso para mí es punto de congelación inmediata. Como decimos en Puerto Rico; me voy a la cama más envuelta que un pastel… ¡Buenas noches y dulces sueños!

 

 

martes, 19 de noviembre de 2013

A separation: De películas y esposos musulmanes…



No sé si les he comentado que soy apasionada del séptimo arte con particular preferencia a las producciones argentinas, cubanas, españolas y turcas, entre otras, pero con especial admiración por el cine iraní. Ayer conversando con una nueva amiga que he conocido durante esta visita a Puerto Rico surgió el tema de “las películas árabes” y la capacidad de éstas para influenciar nuestro concepto y opinión sobre todo lo relacionado a la cultura árabe-musulmana. Ambas coincidimos en que en este lado del mundo la única referencia que se tiene sobre la dinámica de pareja y familia en matrimonios donde el esposo y padre es árabe-musulmán son las películas estadounidenses “Not Without My Daughter (USA-Israel: 1991)” y “The Stoning of Soraya M (USA-2008)”. Y digo “árabe” porque es como erróneamente etiquetamos a quienes provienen de países musulmanes indistintamente estemos hablando de diferentes continentes, países, idiomas y cultura con el denominador común de la conquista árabe y la fe islámica como religión predominante. Y a pesar de que nuestra asociación al respecto es común y generalizada, es tan errónea como cuando el ciudadano estadounidense clasifica a todos los latinos o hispanohablantes como mexicanos, y a los caribeños como cubanos. Al igual que los árabes conquistaron tierras imponiendo religión, idioma y cultura, los españoles conquistaron América y a pesar de que la mayoría de los habitantes de América adoptaron la fe cristiana, la lengua y parte de la cultura española, eso no los hace ni españoles, ni europeos. Pero bueno, tal vez este sea tema para otra ocasión porque hoy quiero concentrarme en las películas y cómo éstas nos influencian.

Volviendo al tema sobre las referencias fílmicas sobre la dinámica matrimonial y familiar que envuelve un hombre musulmán; les invito a ver la película “A Separation” (Irán 2011) donde a pesar de que la historia se desarrolla en el marco de múltiples conflictos de pareja y familia, y contrario a la trama de las películas antes citadas, en ésta se puede observar la otra cara de la moneda en cuanto al rol del hombre como “hijo-esposo-padre”. No voy a entrar a discutir la trama de la película en estos momentos porque me interesa que la vean y que lleguen a sus propias conclusiones, es decir, no quiero influenciarles con mi interpretación. Lo que si voy a comentar es lo mucho que me ha llamado la atención la opinión de algunos en cuanto a que tan pronto una mujer occidental se casa con un hombre “árabe-musulmán” inicia una cruzada en defensa de la mundialmente maltrecha imagen de estos. No sé si tanto como una cruzada pero ciertamente nos vemos en la obligación moral de hablar con la verdad enmarcada en la realidad circunstancial de cada cual. Si cada vez que una persona se entera de que estoy casada con un hombre “árabe-musulmán” y me expresa su temor, preocupación o rechazo argumentando sobre la imagen generalizada del hombre abusador y violento, tengo la responsabilidad de hablar con la verdad y el deber de educar al respecto, como dije, de acuerdo a mi realidad. Claro que en los países del Medio Oriente y musulmanes existen hombres violentos que maltratan a sus esposas, como también los hay en países no musulmanes, en mi país Puerto Rico, en toda América y todos los países del mundo; pero mi esposo no me maltrata y tampoco es un hombre violento, y me consta que como él hay muchos . Entonces, ¿por qué decir lo contrario? ¿Por qué callar? Estos son los momentos en que tanto generalizar como callar, más allá de ser un grave error se convierten en injusticia. La maldad y la bondad radican en el espíritu de cada ser humano, no dependen ni de su raza, ni de su religión; comprender esto me parece un paso fundamental para quienes interesen sacudirse el lastre del prejuicio y el discrimen. Así que sin nada más que decir por el momento les invito a ver la película “A Separation”, les facilito el enlace de una versión gratuita hablada en persa subtitulada al inglés. ¡Que la disfruten!
Enlace a la película "A separation": http://www.youtube.com/watch?v=fo9QikM-Vh0

Sobre Irán: es un país islámico situado en el Medio Oriente (Asia) en la región que antiguamente se conocía como Persia. Irán es tan rico en hidrocarburos como en cultura, pues posee una población estimada en 80 millones de habitantes pertenecientes a una interesantísima gama étnica donde predominan los persas y kurdos con aproximadamente solo un 3% de habitantes de descendencia árabe. El idioma oficial de Irán es el persa pero en las escuelas se enseña árabe como segundo idioma, pues es la lengua en que fue escrito el Sagrado Corán. Aunque es un país donde predomina la fe islámica, en Irán hay una minoría que practica otras religiones como; Fe bahá'í, el zoroastrismo, el judaísmo y el cristianismo. Les exhorto a buscar más información sobre su historia y cultura, y les advierto que tengan cuidado con la literatura y el cine iraní, corren el peligro de apasionarse con ellos y enriquecerse intelectual y espiritualmente.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sobre Allah, los burkinis y el hijab

Sobre Allah, los burkinis y el hijab

Ya salió el nuevo relato de Aziza, versión Endi.com…


 
Sobre Allah, los burkinis y el hijab

 Una amiga pregunta si en Libia las mujeres usan trajes de baño y van al salón de belleza, mientras que un seguidor en Blogger quiere saber si dejé de creer en Dios para creer en Allah porque en varias ocasiones ha leído en mis escritos la expresión árabe-musulmana “Insha Allah”. Entonces me pareció buena idea compartir la información con los lectores aquí en elnuevodia.com. Vengo de una familia católica, desde pequeña me enseñaron a creer en Dios y ahora de adulta he tomado la decisión de seguir creyendo. Judíos, cristianos y musulmanes creen en un mismo Dios, profesan las llamadas religiones monoteísta o como dirían los musulmanes, “del Libro” (Sagradas Escrituras).

 

Entonces decir Allah es decir Dios en idioma árabe, al igual que decir God es decir Dios en inglés. Así que no he cambiado de Dios, solo he aprendido a nombrarlo en otro idioma, como quien lo ha llamado Jehová o Yahveh, transcripciones del hebreo "Yehowah" or "Yahweh”.  Sobre la expresión “Insha Allah” les cuento que junto con la de “Salam Aleikum – Wa Aleikum Salam” son expresiones muy comunes tanto en países árabes como entre musulmanes alrededor del mundo, de hecho son las dos expresiones que primero se aprenden y más se utilizan cuando se vive en un país de tradición islámica. “Insha Allah” significa “si Dios quiere”, “si Dios permite” o “Dios mediante”. Expresiones que también son muy comunes en idioma español por parte de creyentes cristianos.  Por otro lado la expresión árabe de “Salam Aleikum” es una que el musulmán utiliza como saludo o despedida que podría ser traducida como “La paz sea contigo" y que se debe contestar con un “Y contigo también sea la paz” (Wa Aleikum salam).

 

En cuanto a lo de las visitas a los salones de belleza les cuento que son de lo más común, pues la mujer árabe gusta de estar siempre bien arreglada y atractiva tanto para el deleite de su esposo, como para figurear ante otras mujeres en ocasión de ser invitada a alguna boda. Según las posibilidades económicas de cada quien suelen invertir bastante dinero en productos y servicios de belleza que van desde depilación y tratamientos para la piel, hasta tatuajes con henna. Y ni hablar de la adquisición de ropa y accesorios de último grito; pero de la moda islámica, como irónicamente se conoce a pesar de que la religión hace un llamado a la humildad, discreción y modestia.

 

En otra ocasión tomaremos este tema con mayor detenimiento porque tendríamos que hablar sobre la fascinación por las joyas y el oro que en muchos casos además de la ostentación tiene la finalidad de convertirse en el patrimonio de las mujeres, sobre todo en caso de un divorcio o la tan temida viudez. Así que las mujeres musulmanas que utilizan hijab, van al salón de belleza y se miman estéticamente como cualquier otra mujer del planeta pero antes de salir a la calle se cubren el cabello porque solo le interesa lucir bella para sí misma y para el hombre que comparte su vida y quien en la gran mayoría de los casos le provee todo lo económico y material que precisa.

 

En cuanto a lo del uso de ‘trajes de baño’, en efecto es una pieza dentro del guardarropa de la mujer musulmana, pero no se asemeja en lo absoluto al que regularmente utilizamos las mujeres de occidente. En las tiendas ‘online’ se le encuentran bajo el nombre de “Burkini” (Burca + Bikini), quienes se aventuren a buscar más información en la red apreciaran que son piezas fabricadas con telas flexibles y en ocasiones impermeables. Hasta donde tengo entendido es el único modelo aceptado dentro de la cultura árabe-musulmana a menos que decidas entrar a la piscina o a la playa con “abaya” (vestido largo y cubridor, regularmente en color negro de uso diario para salir a la calle) o cualquier otra vestimenta que no se adhiera al cuerpo o se corra con el movimiento dentro del agua dejando expuesta la piel. Lo importante para las mujeres musulmanas practicantes es el recato y la modestia, y el ‘Burkini’ les permite disfrutar del mar o las piscinas con una vestimenta apropiada y en acuerdo a la fe religiosa que profesan.

 

Pero no todos ven el “Burkini” con tan buenos ojos. He encontrado información en Internet sobre el rechazo que la vestimenta femenina-musulmana está confrontando en países europeos como Francia y Holanda. La situación es tan seria que en Francia han prohibido el uso del ‘hijab’ (paño con el que la mujer musulmana se cubre la cabeza, mas no el rostro) y las Burkas (vestimenta islámica que cubre a la mujer por completo, incluido el rostro y las manos). Mientras que en Holanda en algunos lugares se le prohíbe a la mujer musulmana vestir el Burkini. Entonces en este mundo que gira sin que lo podamos evitar, mientras unas defienden su derecho a mostrar sus cuerpos, otras defienden el derecho a cubrirlos; es una cuestión de criterio, de creencias, de libertad de elección que se debe respetar de ambas partes.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Lo tengo TODO…



Mis disculpas a todos los que me enviaron mensajes reclamando que no he publicado relatos desde hace un mes.  Habibi me regaló un viaje a Puerto Rico para que ya no extrañara tanto a mi familia, los amigos y la rica comida caribeña, de paso dijo que así se queda más tranquilo en el desierto, sabiendo que no estoy tan sola y que me estoy divirtiendo. Me lo comunicó el sábado 5 de octubre y ya el martes 8, tempranito en la mañana estaba montada en el avión con todos los regalitos que envió para mi familia. Las únicas que sabían sobre mi regreso a Puerto Rico eran mi hermana y una de mis mejores amigas, quien sería la persona encargada de recogerme en el aeropuerto para trasladarme de Carolina a Vega Alta un miércoles a eso de las 11:00am. Después de un agotador viaje que entre vuelos y conexiones se demoró más de 25 horas, debo decir que la hazaña bien valió la pena. Fue una gran sorpresa para mi familia y el resto de los amigos, pero en especial para mi padre y mi madre; muy emotivo momento que jamás olvidaremos. Ya llevo 28 días disfrutando de mi tierra y mi gente, hablando español, comiendo mofongo, amarillitos fritos, aguacates, viandas y todo lo que tanto extrañé durante los pasados seis meses. Ahora lo extraño demasiado a él, a mi esposo y cuento los días para poder abrazarlo.

¿Saben? Este viaje ha estado repleto de reflexiones... Es curioso como ahora asimilo un intenso desprendimiento y desapego (más que nunca) a las cosas materiales y a los lugares.  Antes había un apartamento al que llamaba “mi casa”, una guagua (camioneta), un trabajo, seguros médico, de enfermedades catastróficas y hasta de vida. Antes necesitaba un armario grande para mi ropa, mis zapatos, mis libros, mis recuerdos y todas esas “cosas” que uno va coleccionando y atesorando para poseer  lo que uno cree se trata de “sentido de pertenencia” en la vida. Ahora, Libia no es el país de mi esposo (es palestino) y tampoco es el mío, la casa en la que vivimos es de mi suegro, aquí en Puerto Rico la casa a la que vengo es la de mis padres, mi ropa y mis zapatos pueden estar aquí, como del otro lado del mundo o en una maleta, incluso siento que ya no importa vestir esto o aquello, si se quedó o si por no tener a la mano hay que comprar y si luego no cabe, entonces se deja. Al dejar la casa en Bengasi se vació toda la alacena y la nevera, antes de dar la espalda observé mi cocina, se veía como cuando nueva; vacía, como si nunca se hubiese estrenado. Entonces le prometí que a mi regreso lo primero que haríamos mi esposo y yo sería visitar el mercado para llenarla de vida nuevamente con los colores de las frutas y los vegetales, el olor del café en las mañanas, el sonido de la tetera anunciado que el agua está lista para el té, el aroma del pan egipcio calentándose en el horno y el ruido de mi licuadora a cualquier hora advirtiendo que pronto comeremos postre...

Siento que ahora puedo estar en cualquier sitio, sin pertenecer del todo a uno en específico y que el lugar al que realmente pertenezco no lo define una bandera, un idioma, un pasaporte o cierta vestimenta, que por encima de mi identidad, el amor y el orgullo nacional, yo pertenezco a donde está la gente a la que amo y con quienes disfruto compartir mi vida con todo lo bueno o no tan bueno que toda ella implica y sin importar las latitudes y longitudes donde se dan los abrazos, las lágrimas y las sonrisas.… Y es ahora cuando no tengo nada, que descubro que lo tengo TODO.

[Daritza (Aziza) Rodríguez-Arroyo]

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